Por
Emerson
Grajales Usma*
El primero de noviembre de
2013, el actual presidente de Colombia Juan Manuel Santos, dijo desde
Barrancabermeja que “en su gobierno ningún alto funcionario ha sido señalado
por actos de corrupción, “no como en otros gobiernos de los que terminó la
mitad en la cárcel””.
Con estas palabras se
despachó contra los dos gobiernos de Uribe, curiosamente, de los mismos de los
que el presidente Santos, hizo parte con desbordado poder. Su apreciación fue
hecha en medio de la inauguración del primer Plan Municipal de Superación de la
Pobreza Extrema.
Desde aquella fecha, han
transcurrido tres años y siete meses.
Para redactar estas líneas, pedí a los organismos de control como ciudadano natural en uso de mis facultades en derecho de petición; cuales funcionarios del gobierno de Juan Manuel Santos, han sido sancionados o están investigados por actos de corrupción en sus dos cuestionadas gestiones. Me encontré con una lista larga tanto de la Procuraduría como de la Contraloría General de la Nación.
En mi investigación averigüe
el por qué no ha salido fallo alguno cuando varias investigaciones están bien
avanzadas y existen indicios serios para ser llamados a indagatoria y fallar en
derecho, la respuesta fue apenas normal; “estamos hablando de altos funcionarios,
muchos de ellos, que son intocables según instrucciones de la presidencia”. Así,
difícil de evidenciar si hay o no corrupción en el anterior y actual mandato de
Ejecutivo de marras.
Pero cuarenta y tres meses después,
los hechos de corrupción y sus actores principales y de reparto, se empezaron a
caer por su propio peso, luego que el
presidente Santos, a todo pulmón, abriera sus fauces en cada escenario para “mostrar”
que en sus dos gobiernos ha tenido solo funcionarios impolutos. Ya estamos
acostumbrados a sus engaños, como lo dijo el mismo presidente a su otrora
escudero Pinzón “la lucha por el poder saca lo peor de la condición humana”.
En la última semana de
junio, una noticia sorprendió al país, precisamente cuando todavía no pasábamos
las mentiras emitidas desde el circo que Santos conjuntamente con la agrupación
narcoterrorista de las Farc y con la complicidad y complacencia de la ONU, montaron
en Mesetas, Meta; para que el grupo criminal efectuara la “entrega total” de su
equipo bélico. Cosa que no fue así, y cuyo tema me da para otra columna
inmediata.
El Director (Zar) de anticorrupción
de la Fiscalía General de la Nación, Gustavo Moreno, fue nombrado el 6 de
octubre directamente por el fiscal Néstor Humberto Martínez, y pese a ocupar
uno de los cargos más importantes del ente acusador, su nombre habría aparecido
menos de un mes después asociado a la exigencia de una coima, ya fue capturado
por sus subalternos por actos de corrupción dentro de la misma entidad. Válgame Dios.
Moreno, quien recibió dadivas
en gruesas sumas de dinero como resultado de un cohecho, por US$ 10.000 como
anticipo a una exigencia de $500 millones de pesos; se convierte en el
alto funcionario del “impecable” gobierno de Juan Manuel Santos, en ser
extraditado por el delito de corrupción. Una Corte del Distrito Sur de La
Florida lo solicitó por conspiración para lavar activos con fines de soborno
extranjero y para su captura en cualquier parte del mundo emitió una circular
roja de Interpol.
Caben ahora tres preguntas. ¿Qué
opina don Juan Manuel Santos, luego que hoy el país le aplica aquella máxima ya
de antaño según la cual “el pez muere por su propia boca”? ¿Para cuándo se
producirá la renuncia de quien fue el nominador directo de Gustavo Moreno, en
este caso, del Fiscal General Néstor Humberto Martínez? Y una última. ¿Cuándo los
entes de control fallarán los expedientes que reposan en el “cementerio” de la
impunidad, actitud de la que ya el gobierno Santos, nos tiene acostumbrados?
Es lamentable pues, que el
Fiscal Néstor Humberto Martínez, tardío en su dimisión, hubiera nombrado en un
cargo de tanta responsabilidad a una persona sobre la cual existían cuestionamientos
serios y sólidos, como quien dice; dejó al ratón cuidando el queso.
*Asesor
y Consultor
@Grajalesluise

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