Por
Alberto Zuluaga Trujillo*
En la memoria escrita de
la cultura occidental, ninguna epidemia nos ha marcado tanto como la “peste
negra” que, a mediados del siglo XIV, mató en tres años a la tercera parte de
los habitantes de Europa, una diezma poblacional más que desastrosa. Como era previsible
e inevitable, llegó a nosotros el coronavirus (Covid 19) descubierto y aislado
en Wuhan, China, tras provocar la emergencia global que ya afecta a no menos de
100 países, llegando a nuestra región el pasado 26 de febrero.
Su
rápido crecimiento ha disparado alarmantemente su contagio que, según la OMS,
en al menos cinco países latinoamericanos ya se han registrado ejemplos de
transmisión local. Los contagios iniciales se dieron en lugares con frecuentes
conexiones aéreas a China, siendo la lejanía con el epicentro de la epidemia,
la provincia china de Wuhan, la que protegió a América Latina de la explosión
inicial, pasando igual cosa con los principales focos secundarios como Italia,
Irán y Corea del Sur, siendo estos tres países con China, los diseminadores en
Europa y Asia del contagio que tiene paralizado al mundo.
Los
mercados financieros de estos dos continentes han venido cotizando a la baja y
difíciles han sido las jornadas en Wall Street, a más de las medidas como el cierre
de fronteras, adoptado por varias naciones. El país que más preocupa en el
continente es Estados Unidos, que acumula 871 casos y 32 muertes, obligando a
las autoridades a tomar restrictivas medidas de seguridad.
Justo
hace ciento dos años la humanidad enfrentaba una epidemia mundial llamada
“influenza española”, que era igualmente un coronavirus surgido al parecer en
granjas de Estados Unidos y que luego fue llevado a Europa por soldados
contagiados que iban a combatir en la Primera Guerra Mundial. En ese entonces
el contagio entró por Francia cobrando la vida en tres años, de por lo menos 50
millones de personas.
Todo
lo que hagamos será poco para frenar la expansión de tan preocupante virus,
declarado ya pandemia y cuyo mayor riesgo es para personas mayores de 60 años.
A mayor edad, mayor riesgo. Pero llama la atención dentro de nuestro
folklorismo nacional, la propuesta de algunos congresistas al iniciarse hoy las
sesiones ordinarias de la actual legislatura, de cerrar el Congreso por temor
al contagio del coronavirus, amparados en la resolución 0017 del Ministerio del
Trabajo, que recomienda “minimizar las reuniones y propiciar la comunicación
por medios virtuales que no impliquen interacción directa persona a persona y
mantener una distancia mínimo de un metro dentro de los asistentes”.
Olvidan
los proponentes que uno de los mayores contagios son los billetes, razón más
que suficiente para no volverles a pagar pues exponerse, al contar 42 millones
cada mes de tan sucio dinero, es un riesgo que los colombianos debiéramos
evitarles. El cierre propuesto, Colombia entera lo aprueba a pupitraso limpio
como medida permanente pues, el Congreso, es un foco de contagio mayor que el
coronavirus y se llama corrupción.
¿Habrá conocido Colombia peor contagio de tan nociva enfermedad?
alzutru45@hotmail.com*Excongresista de la República

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