Por Emerson Grajales Usma*
El de hoy, será un ejercicio que pese a los actos
criminales que lo han antecedido, debe ser democrático en todo el país.
Una jornada anticipada por derrames de sangre tras
asesinatos de candidatos a las corporaciones públicas; de secuestros de
aspirantes a alcaldías y concejos; y de homicidios a los líderes comunitarios o
sociales.
Sin lugar a dudas, hoy tendremos la oportunidad de volver
a ver, las filas interminables en muchos escenarios de votación y todo por una
razón: Las corporaciones públicas son las más votadas por aquello del contacto
directo e inmediato entre el constituyente primario local y el aspirante a
llegar por primera vez, o ser reelegido.
El gobierno nacional ha dispuesto de grupos especiales de
las Fuerzas Armadas (Militares, policía y el CTI) para todo el país, pero con exclusivo
énfasis en regiones donde aún existe o han regresado grupos armados al margen
de la ley, con el fin de garantizar el buen desarrollo de la jornada electoral.
Igualmente, en muchas zonas apartadas donde la violencia ha cobrado víctimas
por recobrar el control tanto para tráfico de estupefacientes, como de
explotación ilegal de minería.
El triste ejemplo de la violencia que tiene sitiada esta
fecha, es el municipio de Suárez en el Cauca. Allí, fue asesinada una candidata
a la Alcaldía y también un aspirante al Concejo.
Igualmente los entes de control, han hecho efectiva varias
sanciones a funcionarios públicos por diferentes casos como participación
abierta en política y por constreñimiento al electorado para votar por sus
candidatos de “bolsillo”.
La de hoy, debe ser una fecha donde todos los
colombianos, como una fiesta, asistamos a las urnas para escoger a los mejores,
a quienes no han sido llamados por los entes de control y o judiciales.
El pueblo no puede elegir a los mismos de siempre, a
quienes han permeado el erario del municipio, del departamento o de la nación
para robustecer sus propias arcas o la de terceros.
Menos podemos caer en apoyar a quienes por conveniencia
propia, han impuesto sus candidatos. Ya ha sido costumbre que los alcaldes o
gobernadores, busquen a sus herederos para que se tape la olla podrida que “dejan”
en su nefasta gestión.
Hoy, debe ser el día que vamos a limpiar la política en
la región a lo largo y ancho del país.
Especialmente, invito a votar por las listas del Centro
Democrático que nuestro partido avaló en todo el país; con excepción del
departamento de Risaralda, donde los Congresistas del movimiento impusieron el
candidato a la gobernación y alcaldía de Pereira, con un fuerte tufillo que no
ha permitido ver el trasfondo de tamaña coacción.
En el caso del candidato a la gobernación de Risaralda
por el Centro Democrático, para nadie es desconocido, ni para el mismo
expresidente Álvaro Uribe Vélez, que Eduardo Cardona, se dedicó a despotricar
del entonces mandatario Uribe a través de sus columnas en medios regionales y
nacionales, con palabras desobligantes que sólo las tapan quienes tienen
oscuros intereses en esta candidatura. Y eso que dicen ser “uribistas de pura estirpe”.
Igual sucedió con la candidata a la Alcaldía. Otra
imposición que les permitió desconocer a los congresistas Corrales y Vallejo;
las raíces políticas del ideario de Uribe, en cabeza del entonces Concejal por
el Centro Democrático César Gómez, quien aspiraba a la Alcaldía de la Capital
de Risaralda.
Esta noche los resultados nos darán la razón.
*Asesor
y consultor
@Grajalesluise