El
gobernador que Risaralda reclama
Por Emerson Grajales Usma*
Lo que la gente debiera advertir en los candidatos a las
diferentes corporaciones públicas y en forma extremadamente minuciosa, debe ser
tanto su hoja de vida, como su trayectoria pública y sus antecedentes disciplinarios.
Pero cuando el aspirante quiere repetir en determinado
cargo por elección popular; el constituyente primario debe tener muy en cuenta
sus ejecutorias en su anterior gestión. Este ejercicio, nos permitiría ver si
el candidato a la reelección merece el reconocimiento del pueblo o simplemente
se le debe censurar su anterior gestión a través de las urnas.
Hoy, me voy a referir de manera específica al
departamento de Risaralda, donde por el lado del partido político Centro
Democrático, al que pertenezco, fue fraccionado por la misma dirigencia ante la
imposición de un candidato a la gobernación que en años no muy lejanos, dedicó
sus temerarias columnas en medios de comunicación regionales y nacionales, a
despotricar sobre la gestión del entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, (Eduardo
Cardona Mora), y hoy busca afanosamente con el respaldo de la colectividad uribista,
llegar al edificio gris y con rebosado cinismo y protegido, con fuerte tufillo
de fondo, por quienes llegaron en paracaídas a la colectividad y ahora exhiben
inmerecidas credenciales de congresistas y se hacen marcar como “uribistas”.
¡Vaya
oportunismo!
Está práctica propia de un régimen, debe llevarnos a
analizar con insondable capacidad, otra opción de un aspirante que de verdad haya
demostrado en su no muy lejano pasado,
los arqueos de su aquilatada gestión en lo seccional, con insospechados y
puntuales resultados.
Risaralda, no se merece que lo conviertan en un
laboratorio para ensayar irresponsablemente con ilustres desconocidos, o
apostarle a quienes han saqueado las arcas del departamento en los últimos años,
con la complicidad del actual gobernante seccional como está sucediendo con el
Programa de Alimentación Escolar –PAES- cuyas investigaciones están ya adelantadas y en manos
de la Procuraduría General de la Nación, ante la incapacidad de la misma
entidad regional por el mal llamado amiguismo o solidaridad política.
Considero que los risaraldenses, debemos apostarle al
desarrollo del departamento, al fortalecimiento del tejido social, a la salud,
a la educación y al cubrimiento en gran parte, del hueco habitacional; y a un
candidato que esté bien lejos de convertirse en el títere de los congresistas
que copiosamente posan ante sus avalados luego de un pírrico triunfo, con las
fauces abiertas, como esperando que le “tiren”, como a perro faldero, un pedazo
de carne como recompensa a su sospechosa alineación.
Los que queremos lo mejor para nuestra región, debemos
mirar con lupa quien de los postulantes llena los requisitos antes expuestos,
pero hacerlo acudiendo anticipadamente al sentimiento de todos los que amamos a
nuestra patria chica.
Ese es el gobernador que Risaralda reclama.
*Asesor
y consultor
@Grajalesluise