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sábado, 27 de julio de 2019

"Risaralda, no se merece que lo conviertan en un laboratorio para ensayar irresponsablemente con ilustres desconocidos, o apostarle a quienes han saqueado las arcas del departamento en los últimos años, con la complicidad del actual gobernante seccional"


El gobernador que Risaralda reclama

Por Emerson Grajales Usma*

Lo que la gente debiera advertir en los candidatos a las diferentes corporaciones públicas y en forma extremadamente minuciosa, debe ser tanto su hoja de vida, como su trayectoria pública y sus antecedentes disciplinarios.

Pero cuando el aspirante quiere repetir en determinado cargo por elección popular; el constituyente primario debe tener muy en cuenta sus ejecutorias en su anterior gestión. Este ejercicio, nos permitiría ver si el candidato a la reelección merece el reconocimiento del pueblo o simplemente se le debe censurar su anterior gestión a través de las urnas.

Hoy, me voy a referir de manera específica al departamento de Risaralda, donde por el lado del partido político Centro Democrático, al que pertenezco, fue fraccionado por la misma dirigencia ante la imposición de un candidato a la gobernación que en años no muy lejanos, dedicó sus temerarias columnas en medios de comunicación regionales y nacionales, a despotricar sobre la gestión del entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, (Eduardo Cardona Mora), y hoy busca afanosamente con el respaldo de la colectividad uribista, llegar al edificio gris y con rebosado cinismo y protegido, con fuerte tufillo de fondo, por quienes llegaron en paracaídas a la colectividad y ahora exhiben inmerecidas credenciales de congresistas y se hacen marcar como “uribistas”. 

¡Vaya oportunismo!

Está práctica propia de un régimen, debe llevarnos a analizar con insondable capacidad, otra opción de un aspirante que de verdad haya  demostrado en su no muy lejano pasado, los arqueos de su aquilatada gestión en lo seccional, con insospechados y puntuales resultados.

Risaralda, no se merece que lo conviertan en un laboratorio para ensayar irresponsablemente con ilustres desconocidos, o apostarle a quienes han saqueado las arcas del departamento en los últimos años, con la complicidad del actual gobernante seccional como está sucediendo con el Programa de Alimentación Escolar –PAES- cuyas investigaciones están ya adelantadas y en manos de la Procuraduría General de la Nación, ante la incapacidad de la misma entidad regional por el mal llamado amiguismo o solidaridad política.

Considero que los risaraldenses, debemos apostarle al desarrollo del departamento, al fortalecimiento del tejido social, a la salud, a la educación y al cubrimiento en gran parte, del hueco habitacional; y a un candidato que esté bien lejos de convertirse en el títere de los congresistas que copiosamente posan ante sus avalados luego de un pírrico triunfo, con las fauces abiertas, como esperando que le “tiren”, como a perro faldero, un pedazo de carne como recompensa a su sospechosa alineación.

Los que queremos lo mejor para nuestra región, debemos mirar con lupa quien de los postulantes llena los requisitos antes expuestos, pero hacerlo acudiendo anticipadamente al sentimiento de todos los que amamos a nuestra patria chica.

Ese es el gobernador que Risaralda reclama.

*Asesor y consultor

@Grajalesluise

domingo, 14 de julio de 2019

"No está de más aclarar que en este gobierno no somos triunfalistas. Reconocemos lo que venía bien y tratamos de solucionar lo que no estaba funcionando. Hoy, de los 29 proyectos de las autopistas de 4G, tenemos 21 en ejecución y estamos cerca de activar los ocho restantes"


 Así reactivamos las 4G

Por Ángela María Orozco*


Hace un año, cuando este gobierno asumió el reto de reactivar las autopistas de cuarta generación (4G), considerado el programa de infraestructura vial más ambicioso de la historia reciente de Colombia, e incluso de Latinoamérica, sabíamos que la tarea no sería fácil. Eran muchos los proyectos con poco o nulo avance en los que debíamos trabajar; las condiciones ya estaban fijadas desde la firma de los contratos, y nuestro papel sería empezar a jugar con todos los escenarios posibles para buscar las soluciones. Pero, más allá de las dificultades, nos comprometimos a sacarlo adelante porque lograr la conectividad de Colombia, de una forma eficiente y competitiva, ha sido una de las premisas del Gobierno Nacional.
Desde el primer momento teníamos claro que el país necesitaba las obras, y retroceder no era una opción. El compromiso con los colombianos y los inversionistas estaba pactado, y debíamos actuar con responsabilidad, honrando ante todo la palabra y cuidando los intereses del Estado. No cumplir los contratos podría acarrearle al erario demandas millonarias.

No está de más aclarar que en este gobierno no somos triunfalistas. Reconocemos lo que venía bien y tratamos de solucionar lo que no estaba funcionando. Hoy, de los 29 proyectos de las autopistas de 4G, tenemos 21 en ejecución y estamos cerca de activar los ocho restantes. Es uno de los logros que conectan que deja el primer año de gobierno del presidente Iván Duque. El portafolio completo vale 90 billones de pesos, de los cuales la mitad se invierten en la etapa de construcción y el restante, en la operación y el mantenimiento de los corredores.

El haber conseguido reactivar la mayoría de estas autopistas nos deja muchas lecciones aprendidas para el desarrollo de futuros proyectos de infraestructura vial. Si bien el programa contó con un proceso de estructuración previo, en la ejecución de los contratos surgieron los verdaderos desafíos. Entendimos que las obras se construyen de la mano de las comunidades, buscando que los ciudadanos las quieran y, ante todo, se apropien de ellas. Hacer conscientes a las comunidades de que una vía siempre traerá progreso y jamás será un obstáculo para su evolución era una tarea fundamental.

La agilidad en la toma de decisiones es otra de las grandes lecciones de este proceso. Un proyecto no se puede paralizar por más controversias que existan entre los distintos actores que confluyen en él, porque no hay que olvidar que siempre estará primero el bienestar común antes que el particular ni que del ritmo de las decisiones también depende el avance y desarrollo de las obras. Una concesión sin ejecución envía una mala señal al país y a los inversionistas, pues son empleos que dejan de generarse y oportunidades valiosas que se pierden de conectar al país.

En este último año, también aprendimos que las relaciones con los concesionarios, los constructores, los financiadores e, incluso, con las interventorías deben ser francas desde el primer momento, y que todos, incluidos nosotros como Estado, debemos trabajar de manera articulada y asumir con responsabilidad y entereza el compromiso con los proyectos y los ciudadanos. Las soluciones no están a la vuelta de la esquina, pero debemos conseguirlas porque la equidad, el desarrollo y la conectividad de las regiones no dan espera.

Sabemos que no podemos bajar la guardia. El trabajo es de todos los días y en los territorios. No en vano estamos construyendo la infraestructura del transporte para los próximos 100 años, que muy seguramente disfrutarán mis nietos y los suyos.

*Ángela María Orozco
Ministra de Transporte

"Los programas de vivienda, que aunque el Alcalde Juan Pablo Gallo, no tuvo el eco deseado con el gobierno central, especialmente con el de Juan Manuel Santos, sí sacó adelante proyectos habitacionales"


El Alcalde de Pereira, impuso equidad

Por Emerson Grajales Usma*


Cuando el hoy Alcalde de Pereira, Juan Pablo Gallo, me manifestó desde su curul como Concejal que quería poner su nombre a consideración de la ciudadanía pereirana para aspirar al primer cargo del Área Metropolitana; no vacilé en apoyarlo desde su avidez.

Hoy, cuando su brillante gestión agoniza, el tiempo me dio la razón como se la dio  la votación más alta en la historia de las elecciones de alcalde en esta ciudad con 126 mil 75 sufragios en su favor, sin olvidar que ya había roto récords, pues llegó a ser el concejal más votado de Pereira.

Este joven de 36 años prometió el cambio para la capital de Risaralda, y consiguió acabar con la tradición politiquera de los últimos 12 años, cuando el Partido de la U reinaba en esta capital y Enrique Vásquez, había recibido una administración en detrimento y colmada de burocracia heredada y robustecida aún más que la de su antecesor Israel Londoño; que dicho sea de paso, este último aspira a ser gobernador de este departamento. ¡Dios nos libre!

Sin lugar a equivocarme, el mandatario local, logró cubrir todos los frentes que muy seguramente, por razones de espacio, me obliga omitir en esta columna. Sus compromisos desde la plaza pública, en materia social, fueron practicados a cabalidad.

El tejido social, una de sus prioridades, no tuvo espacio para el descanso. Así lo demuestra su indeclinable trabajo para mantener la mejor inclusión de infantes acudiendo a las aulas de clase tanto en primaria como en secundaría en establecimientos públicos.

La tercera edad, pese a haberse registrado una indeseable práctica de corrupción en la Secretaría de Desarrollo Social, que oportunamente logró evidenciar ante las autoridades el propio Alcalde; se consiguió cubrir las necesidades básicas para esta población vulnerable de bajos estratos.

La salud, fue una de sus prioridades. Si bien se logró escudriñar y depurar el sistema de salud subsidiado (SISBEN) que estaba espesamente “minado” por personas con capacidad económica y de estratos altos, las cuales habían sido incluidas por sus dos antecesores sin vergüenza alguna y dejando de lado a quienes de fondo sí tenían esa apremiante urgencia, se pudo incluir a personas que a gritos pedían acceder al vital servicio, luego de corregirse los “filtros” que para nada beneficiarán a quienes eventualmente busquen en un futuro “colarse” en el sistema.

Los programas de vivienda, que aunque el Alcalde Juan Pablo Gallo, no tuvo el eco deseado con el gobierno central, especialmente con el de Juan Manuel Santos, sí sacó adelante proyectos habitacionales, de mejoramiento de vivienda y alcanzó, a la fecha, mitigar los problemas heredados por la ola invernal que dejó a un número importante de ciudadanos damnificados y a otro tanto, desplazados.

La recuperación de las zonas verdes y los escenarios deportivos públicos, fue su obsesión como igualmente lo fue la reforestación en distintas zonas verdes de la ciudad.
De otro lado, al llevar al aeropuerto Matecaña, propiedad de la administración municipal a la vanguardia de los mejores de Colombia, no solo se logró una alta calificación por parte de la Aerocivil, sino que además, se le quitó a los politiqueros de turno de la región, un caballito de batalla para sus campañas, también se le arrebató al partido de la “U”, la caja menor para cubrir las elecciones para aspirantes al congreso.

El Megacable, cuya obra recién se inició, permitirá sacar a una zona de Pereira, por la ventana del desarrollo. Se trata de barrios como el Remanso, Tokio, Danubio, Canceles, las Brisas y Villa Santana; todos ellos de estrato uno y dos, que culminada estas tareas, llegaran en cuestión de minutos, al centro de la ciudad por vía aérea.

Para terminar, no puedo dejar del lado lo que fue su bandera de gobierno, la que hoy logra izar con orgullo hasta el asta; como lo es la interconexión vial entre las comunas y barrios de Pereira. La infraestructura fue, tal vez, tanto su mayor logro, como su copiosa “pesadilla”. Nuevos puentes, nuevas vías y avenidas de suma importancia, hoy logran poner en enlace a barrios que en el pasado no eran trascendentales para otras administraciones por tratarse de barrios mal considerados, marginados. Todo esto, y mucho más, se logró y se está llevando a feliz término, sin que necesariamente se realicen por la vía de valorización.

*Asesor y consultor

Twitter @Grajalesluise

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