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sábado, 16 de noviembre de 2019

"Por el bien de Colombia, todos debemos desearle al nuevo Jefe de la Cartera de Defensa, que le vaya bien porque en esa medida le irá bien al país"


Carlos Holmes, en Defensa del país

Por Emerson Grajales Usma*


Solo a una persona con las calidades humanas y profesionales del excanciller Carlos Holmes Trujillo, se puede ubicar y reubicar en cualquiera de los ministerios del gobierno de Colombia. Pues es evidente que al nuevo timonel de la Defensa, le cabe el país en la cabeza.

Aunque lo distingo desde que yo ejercía el periodismo en el Eje Cafetero, (comienzos de la década del 90); sólo desde hace 8 años, he tenido la oportunidad de vivir a su lado paso a paso, su accionar en lo político y su actividad en lo público. Su actuar es medido de forma milimétrica. No da un paso hasta no estar seguro.

La designación que le hizo el entonces candidato Oscar Iván Zuluaga, para que fuera su fórmula presidencial, no fue en vano. Zuluaga, que lo distingue a la perfección, sabe de las eficacias que cobijan a Carlos Holmes.

Trujillo García, es un ducho tanto en la actividad proselitista como en la forma de gobernar. Es un hombre con un bagaje diplomático. Cuando fue nombrado Canciller, su designación estuvo plagada de aplausos.

De ahí, que hoy el Presidente Iván Duque, lo haya llevado a desempeñarse como Ministro de Defensa. Un cargo que requiere de una persona que convine a la perfección su posición conciliadora, con su capacidad de desafiar a los grupos armados al margen de la ley, basado en su fuerte carácter que hoy le sirve para enfrentar el crimen organizado.

El nuevo Ministro de Defensa, posee una solvencia de conocimientos que hoy se requiere para enfrentar el crimen. Podría decir, sin lugar a equivocarme; que el cacareado paro del 21 de noviembre, será la prueba de fuego que asumirá el Ministro Trujillo García con sobrado intelecto. No obstante, saldrá bien librado y de paso nos enviará a los colombianos un mensaje de tranquilidad de lo que será su aquilatada gestión en adelante.

Sabemos que por las actuales calendas el nuestro, es un país polarizado desde todos los escenarios. Que la izquierda radical está haciendo hasta lo imposible por atizar manifestaciones en contra del gobierno y que los grupos narcotraficantes, están en una lucha con las disidencias de las Farc, por apoderarse de los cultivos ilícitos y por ende de su tráfico de estupefacientes, con especial énfasis en departamentos como el Cauca, Nariño y Chocó. Esa es una de los grandes retos que desde hoy asume Carlos Holmes Trujillo.

Por el bien de Colombia, todos en coro, debemos desearle al nuevo Jefe de la Cartera de Defensa, que le vaya bien porque en esa medida le irá bien al país, a su desarrollo y a la inversión extranjera.

*Asesor y Consultor

@Grajalesluise

martes, 12 de noviembre de 2019

"Las que acaban de pasar fueron las elecciones locales más curiosas. Los llamados varones electorales, pasaron a un segundo plano"


El regreso de Santos a la política

Por Emerson Grajales Usma*

Cuando los colombianos le apostábamos a que no volveríamos a tener noticias del nefasto Juan Manuel Santos, después del irreparable daño que le hizo a nuestro país, al indultar a los peores criminales y narcotraficantes que se conozcan, y de llevarlos al altar de la impunidad premiándolos adicionalmente con curules en el Congreso de la República, nos equivocamos.

Las que acaban de pasar fueron las elecciones locales más curiosas. Los llamados varones electorales, pasaron a un segundo plano, mientras que quienes han perjudicado al país, lograron obtener destacados cargos a nivel regional y también local. Santos, por su parte, resultó reencauchado. 

Miremos el mapa electoral que terminó   favoreciéndolo y que lógicamente lo ubica como una opción para uno de sus alfiles en las del 2022.

En Medellín, otrora fortín electoral del expresidente Álvaro Uribe, ganó la Alcaldía Daniel Quintero, exviceministro de MinTic del gobierno de Juan Manuel Santos y expresidente de INNpulsa.

En Barranquilla, el panorama no es más alentador. Jaime Pumarejo, se llevó la Alcaldía luego de haber sido Ministro de Vivienda del anterior gobierno.
Juan Carlos López, expresidente de Colombia Mayor, logró el favoritismo de los payaneses a través de las urnas y se convirtió en su Alcalde.

En Sucre, a los santistas les fue mejor. Lograron llegar a la gobernación con Héctor Olimpo Espinosa, exviceministro del Interior.

Juan Guillermo Zuluaga, exministro de Agricultura, se convirtió en el gobernador del Meta. Otra más que se llevan los amigos de Santos.

Elsa Noguera, exministra de vivienda, logró la mayoría de votos y se convierte en la próxima gobernadora del Atlántico.

En el Valle, las cosas no fueron muy difíciles para el santismo. La exdirectora de Coldeportes, Clara Luz Roldán, se convirtió en la gobernadora de ese departamento.

Nemesio Roys, exdirector del DPS, se alzó con el respaldo de los guajiros y llega a ese despacho seccional.

El exgerente del Banco Agrario, Luis Enrique Dussan, llega a la gobernación del Huila.

Y llega como gobernador de Caldas, el exasesor del Ministerio del Medio Ambiente Luis Carlos Velásquez.

Todos estos cargos, los logró cautivar quienes fueron los escuderos de Juan Manuel Santos, a lo largo de sus dos periodos.

Para nadie es un secreto, que esto se puede ver como la “cuota inicial” de una eventual campaña presidencial para uno de sus alfiles más cercanos.

Este panorama, muy halagador para Santos, podríamos entenderlo como un reencauche o como la plataforma para el regreso del exmandatario a la política.

*Asesor y consultor

@Grajalesluise

sábado, 2 de noviembre de 2019

"Nos impusieron a un antiuribista pura sangre. A Eduardo Cardona"


La fecha que nos marcó

Por Emerson Grajales Usma*


Las elecciones del pasado 27 de octubre, nos dejaron muchos éxitos a unos y reveses políticos a otros. Fue una jornada colmada de sorpresas inesperadas.

En nuestro Partido Centro Democrático, muy a pesar de haber aumentado el número de gobernadores, alcaldes, Concejales y Diputados comparativamente con las anteriores elecciones a cuerpos colegiados; podríamos decir que ahí fuimos exitosos, con excepciones muy notorias; pero las derrotas sufridas en regiones que en otrora eran muy demarcadas como uribistas, quedamos muy mal parados. Y así lo reconoció el propio expresidente Álvaro Uribe Vélez, al anunciar a través de su cuenta en twitter; que fue derrotado.

Y en otros partidos políticos no menos importantes, también llegaron los sinsabores inesperados. Por otro lado, las mieles del éxito tocaron las puertas de candidatos que se desligaron del andamiaje “politiquero” como fue el caso del propio Antioquia, que, hasta el 27 de octubre, fue el “Vaticano” del uribismo. Otra zona del país considerada como la “meca” del Senador Álvaro Uribe, fue el Eje Cafetero. La debacle política hizo su asomo en Caldas, donde casi que se tenía segura la gobernación de ese Departamento pero, paradójicamente, los resultados fueron catastróficos para el candidato uribista (Camilo Gaviria G).

En el Quindío, la votación del contendor dobló a nuestro candidato y nos sacó de plano como el departamento modelo en el antiguo Caldas, con amplia tendencia al Centro Democrático, muy a pesar de haber sido un candidato de consenso.

En Risaralda, el panorama no es menos encomiástico. Allí, los congresistas “uribistas”, primíparos los dos, optaron por darle la estocada final a nuestro movimiento; (Corrales y Vallejo). Pese a que se presentaron varios aspirantes a la gobernación en busca del aval del partido, los parlamentarios acudieron a la indeseable práctica de escoger a dedo cual sería el aspirante “oficial”. Y vaya sorpresa.

Nos impusieron a un antiuribista pura sangre. A Eduardo Cardona. Un reconocido columnista tanto en medios regionales como nacionales, que se había dedicado en los últimos seis años del gobiernos Uribe, a despotricar de su gestión y de paso a catalogarlo en varios de sus escritos como el “hombre que le ha hecho daño al país” o cuando lo describió como “paraco”. A ese personajillo, le apuntaron el Senador Alejandro Corrales y el Representante Gabriel Vallejo, sin importar las columnas que habían sido evidenciadas con anterioridad a sus posturas de dictadores regionales y a la imposición del nefasto “postulante”.

Todos estos ingredientes, amargos por demás, fueron los que llevaron a la hecatombe al Partido Centro Democrático el pasado 27 de octubre.

Por fortuna vendrán otras elecciones parlamentarias que nos permitirá corregir el grave error, que como fue mi caso, le aposté al Senado con un hombre que se mostró noble de entre los cafetales de la hoy aturdida municipalidad de Belén de Umbría, pero que sacó su casta dictatorial, cuando le entregaron su credencial como tal.

La del 27 de octubre, será indiscutiblemente, la fecha que no quisiéramos volver a repetir. La fecha que nos marcó.

*Asesor y consultor

@Grajalesluise

"El modelo está fracasando y requiere correctivos urgentes"


Urnas Calientes
Por Juan Lozano


Más allá de lo ocurrido en Bogotá, Cali y Medellín, que copan casi todo el espectro mediático nacional y dejan ver interesantes procesos deliberativos, campañas con propuestas estudiadas, candidatos de mucho peso y participación ciudadana ilustrada, lo que ocurrió en el resto del país, con excepciones notables, debe prender todas las alarmas cívicas, políticas, de seguridad, de control fiscal y éticas del país.

El retroceso democrático es escalofriante. La corrupción se incuba en las campañas, y se profundizó por la crisis de los partidos, la anarquía de coavales, la disputa a sangre y fuego de territorios y elecciones locales por grupos criminales, la violencia electoral, la indebida manipulación de muchas candidaturas por firmas, la resurrección de clanes y estructuras corruptas, los costos desbordados de las campañas, la trashumancia desenfrenada, la intervención desvergonzada de centenares de alcaldes y gobernadores para impulsar a sus sucesores y la ausencia de reportes financieros de los candidatos a las autoridades, entre otros factores.

El Gobierno Nacional de buena fe hizo lo que pudo. Impulsó la pedagogía electoral, estimuló las plataformas y los grupos de control y denuncia, lideró la acción de la Fuerza Pública para garantizar una jornada pacífica. La ministra del Interior y el Presidente de la república brindaron todas las garantías democráticas que estaban a su alcance y demostraron equilibrio político, alejados de cualquier favorecimiento partidista. El Gobierno, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela o Nicaragua o Bolivia, no fue el problema. El problema es el sistema político.

El sistema político está podrido. El modelo está fracasando y requiere correctivos urgentes. La elección popular de alcaldes y gobernadores se ha venido deteriorando progresivamente hasta convertir la política en una herramienta criminal y el Estado en un botín en muchísimos municipios de Colombia.

Los centenares de miles de millones de pesos que invirtieron los políticos corruptos en esta campaña para hacerse con el poder territorial serán sustraídos en los próximos cuatro años de las arcas públicas. Las campañas multimillonarias de los bandidos saqueadores de nuestros presupuestos no las pagan ellos. No. Las terminamos pagando nosotros. Lo que ellos giran en sus jornadas proselitistas es un anticipo de lo que luego se roban.

Papel destacado, tratando de contener esta avalancha de delitos, irregularidades e infamias, cumplió el procurador Carrillo. Las cifras son escalofriantes. Solicitó 705 revocatorias de inscripciones, montó un puesto de mando unificado para contener amenazas contra 148 candidatos, tramitó 885 quejas por diversas causas, como participación de servidores públicos en política, trashumancia electoral, constreñimiento al elector o actos de corrupción.

El Procurador abrió 42 actuaciones preventivas, 19 indagaciones preliminares y suspendió a 12 servidores públicos por participación en política. Tiene abiertos 1.175 procesos disciplinarios a 503 candidatos. Y puso en evidencia que el 24,6 por ciento del país, es decir, 274 municipios, presenta un alto riesgo de trashumancia electoral, alcanzando el sorprendente umbral de 795.262 posibles trashumantes. El Procurador también hizo lo que pudo. Pero, insisto, el problema es el sistema.

Comparados con algunos de nuestros vecinos, debemos celebrar que haya elecciones, y comparados con nuestro pasado, debemos celebrar la caída en picada de acciones armadas contra el proceso electoral. Comparados con la economía global, debemos celebrar nuestras mejores proyecciones. Todo eso es cierto, y por eso, en Colombia hay esperanza frente a la construcción de un mejor futuro.

Sin embargo, para consolidarlo, una condición indispensable es una reforma política y electoral profunda que recupere la política como instrumento virtuoso para construir un mejor país.  

*Tomada de El Tiempo

Evocando a Carlos Holmes Trujillo García. Por Emerson Grajales Usma*

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