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martes, 7 de agosto de 2018

Cesó la horrible noche

Por Emerson Grajales Usma*


…Y ya transcurridos los primeros seis meses del gobierno de Juan Manuel Santos, en su periodo inicial, se comenzó a develar un oscuro tramado que venía tejiendo con la complicidad criminal de su hermano Enrique (Kike), el mismo que hemos visto durante años, al lado de reconocidos agitares de la revolución en América Latina.

La confianza que habíamos depositado en Santos, también fue desvaneciéndose como el agua entre los dedos con sonada advertencia y muy clara por demás, del entonces director Nacional de Radio Sucesos RCN; de Francisco Santos; primo del recién posesionado gobernante.

Hicimos, por aquellas calendas, oídos sordos a lo que en realidad estaba ocurriendo desde la Casa de Nariño. Aquello, menos podría imaginárselo el mentor de Juan Manuel, su antecesor Álvaro Uribe Vélez. El mismo que entregó todo de sí, para que su ex Ministro de Defensa, logrará llegar al podio presidencial.

Santos, como buen tránsfuga y ajedrecista de la política, empezó a tomar distancia del ex presidente Uribe, y se mostró como “muy autoritario” y sobrado en conocimiento, en sus determinaciones. Poco después, se logró establecer que un hermano de Juan Manuel Santos, “Kike”; andaba en clandestinos diálogos con los cabecillas de la agrupación terrorista Farc.

Además, de considerarse un delito porque Santos, el lúgubre, el hermano; nunca estuvo autorizado por el entonces presidente Uribe, para reunirse con una caterva suicida y patibularia, sí había tenido la complicidad del gobierno cubano y dictatorial de los Castro, con la logística del régimen de Venezuela.

Cuatro años después, llegaría la otra contienda por conseguir a través de las urnas, la retoma del poder por parte del partido Centro Democrático, y se ganó la primera vuelta con el candidato uribista Oscar Iván Zuluaga y con la inmejorable formula vicepresidencial de Carlos Holmes Trujillo.
Ganamos aquella contienda en franca lid, como se tenía presupuestado. Pero el diabólico presidente Santos, acudió al detestable escenario de la corrupción y con las sobras económicas de la primera vuelta de la multinacional Odebrecht, y con otros apoyos económicos, también “clandestinos”, de grupos narco criminales, logró “arrebatarnos” en la segunda vuelta, la ratificación del triunfo de la primera vuelta, del ex ministro Oscar Iván Zuluaga.

Para entonces, ya Santos no tenía la más mínima muestra de ser el hombre noble y transparente que habíamos visto y elegido al lado del Jefe de Estado Álvaro Uribe.
Hoy, 8 años después, esa pesadilla llega a su fin, para darle camino a un gobierno que como el de Iván Duque, prevemos, estará a la altura de las expectativas del pueblo colombiano.
Desde hoy 7 de agosto, cesará la horrible noche y los colombianos despertaremos bajo muestro cielo tutelar, abrazando otras esperanzas, que abrigue nuestro presente y el futuro de las concurrentes y futuras generaciones.

Estamos confiados en un gobierno que de manera autónoma, designó a su equipo de trabajo, lo que nos da tranquilidad al enviar un espeso mensaje según el cual, ni los grupos políticos que cayeron en paracaídas a brindar su apoyo a Iván Duque, ni nadie en absoluto; logró permear sus determinaciones de alto nivel de manera autónoma.

Sólo nos queda, desearle mucha suerte al nuevo capitán de este barco, en el que va un grueso grupo de ciudadanos de bien, pero también, en el que con reconocida complicidad del moribundo gobierno de Santos; se encuentra enquistada una mínima porción de narco-criminales y terroristas, que hoy posan de ser “congresistas” sin haber pagado un solo día de cárcel por sus atroces crímenes de lesa humanidad y desde donde siguen su clandestina actividad criminal.

Entre tanto, Juan Manuel Santos, llevará muy seguramente en sus maletas y en las de su familia, nuestro subrayado desprecio que por fortuna no es de unos pocos, lo que no le permitirá, llevar tiquete de regreso.

Adiós Juan Manuel, y que Dios te perdone y el leviatán te cobre.

*Asesor y consultor.

@Grajalesluise

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