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jueves, 22 de marzo de 2018

La hora de la esperanza, columna de Emerson Grajales Usma* / Exdirector de RESCOLDO


La hora de la esperanza

Por Emerson Grajales Usma*

La polarización actual del país, orquestada desde el “negociado” del gobierno con la agrupación terrorista de las Farc, requiere de soluciones de fondo.

Y digo de soluciones de fondo, porque, en absoluto, nadie quiere saber más de ese aturdido proceso y menos, del gobierno que lo mal adoptó. Las inviables e indeseables concesiones que se dieron al tenor de una paz que hasta ahora no se ha visto en lo tangible, y ya, según el presidente Juan Manuel Santos; entregaron “todas” las armas, no ha pasado de ser más que un engaño. En ese proceso, quienes salieron garbosos fueron los criminales de las Farc, que sin esfuerzo alguno y menos sin pasar por la justicia, obtuvieron curules en las dos Cámaras.

El pueblo colombiano, viene escudriñando cada uno de los candidatos desde su pasado político y público, inclusive; para saber hasta dónde logran abarcar sus tentáculos de poder, que no son mínimos, en el agonizante gobierno. Por fortuna.

Los diferentes sondeos dan clara muestra que nadie, ni el más despistado ciudadano, quiere saber de los postulados a la presidencia que haya o estén ligados al actual gobierno. Miremos.

De La Calle, arrancó desde una mancha de aceite. Y es apenas normal que el país le cobre, vía urnas; el despropósito y mal oliente proceso con la agrupación criminal del que salió victorioso y de candidato. No sabemos si de las Farc o de Santos, o es una candidatura algo así como colegiada. De Santos-Farc.

Pinzón, hoy aliado de su otrora compañero del gobierno de Juan Manuel Santos, perdió de entrada los poquitos votos que pudo haber contabilizado, sino se hubiera adherido al candidato ex vicepresidente de Santos; a Vargas Lleras.

En la memoria de cientos de miles y miles de colombianos, sigue cabalgando los atentados de los que fue víctima Germán Vargas. Actos cometidos por la agrupación narcoterrorista en cuestión. Esos atentados, el libro bomba y el de una bomba a su paso para el norte de Bogotá; no lograron permear los sentimientos de Vargas Lleras y con su llegada como fórmula vice de Santos, logró minimizar  su propio dolor. Temas viscerales que son bien difíciles de resolver cuando se tiene, constantemente, apetitos de poder hasta el punto de perder la dignidad.

Y tenemos a otro candidato no menos peligroso. A Gustavo Petro. Este “famoso” hombre, que tuvo la oportunidad de “pasearse” por las espesas selvas colombianas con fusil al hombro y pistola al cinto, y un letrero en su hombro que lo anunciaba como integrante del M-19; burló la seguridad de uno de los estrados jurídicos más custodiados de la justicia en Bogotá, el Palacio donde funciona la Corte Suprema de Justicia.

Con aval de su similar criminal, Pablo Escobar Gaviria; y unos cientos de miles de dólares, dotó a su escuadrón de la muerte, para tomarse por asalto la imponente edificación apostada en el costado sur de la monumental Plaza de Bolívar del Distrito Capital. Igual cosa quiere hacer ahora con la Constitución y la ley, disque, desde la Casa de Nariño. Vaya adefesio.

El país tiene pues, la inaplazable oportunidad y tarea de cambiar el rumbo. De retomar las negociaciones y llevar a la cárcel a los cabecillas de las Farc a pagar por sus crímenes que son de lesa humanidad y no se pueden “facturar” en el altar de la impunidad.

Por eso, invito a los colombianos de manera copiosa, a votar este venidero 27 de mayo, por Iván Duque. En él, se acumula rectitud, coherencia y capacidad.

Con el candidato Duque, tendremos la esperanza que siempre hemos reservado para sacar el país del rumbo al que, tristemente, nos ha conducido el mal gobierno de Juan Manuel Santos.

Con Iván Duque, llega la hora de la esperanza.

*Asesor y consultor
@Grajalesluise

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