Por Emerson Grajales Usma*
La repetitiva noticia casi a diario del asesinato de un “líder
social”, tiene al país en medio de la confusión más profunda, menos al gobierno
de Juan Manuel Santos, que anda tranquilo porque es en últimas quien sabe de dónde
le llegan las balas a la humanidad de cada víctima pero que no habla porque esa
tragedia nacional, le ha servido para que sus amigos, que lógicamente no son los
mismo del expte Álvaro Uribe Vélez, sigan galopando equívocamente sobre una
macabra tesis según la cual, el único responsable de esas muertes, es el electo
Iván Duque.
Háganme el favor. Que injusticia.
Los mismos organismos de seguridad del Estado, que son
timoneados por el Presidente Santos, han dicho que las víctimas tienen
antecedentes judiciales, unos; y otros que, según los organismos secretos,
pertenecen a grupos emergentes.
Creería uno, que esta versión oficial, cortaría de tajo,
cualquier insinuación maligna en especial, aquellas que vienen minadas de
ciertos personajes que en su mayoría han tenido una turbia vida en su pasado
hasta no hace muchas calendas, y que ahora quieren venir a posar de impolutos y
dueños de la moral.
La polarización, ha llevado al país en general, a pensar
que descaradamente se está “jugando” con el dolor ajeno y en especial con el de
las familias de los aniquilados por las fuerzas oscuras.
Ahora bien. Que vengan a “descargarle” a Iván Duque,
estos hechos sangrientos como si ya se hubiera posesionado como Jefe de Estado,
deja en el aire un fuerte tufillo que solo apunta a un desespero profundo que
los hace actuar como orates cuando no tienen la más mínima capacidad de aceptar
su propia derrota.
Petro, me recuerda a un congresista que “quiso” abanderar
la deleble campaña como líder de la protección animal. Preciso en el momento en
que almorzábamos en el centro de Bogotá, le entró una llamada de una reconocida
cadena radial. Le hicieron una pregunta al otro lado de la línea, y airadamente
respondió: “No podemos los colombianos seguir de observadores cómo sacrifican
injustamente un animal y sin que nadie diga una sola palabra de manera indolente”.
De lo que el Congresista no se percató, fue que estaba
aceptando la entrevista desde un reconocido restaurante de pollos, sobre la
carrera séptima con calle 25. En lo personal, esa entrevista estaba colmada de hipocresía
y doble moral. A través de la línea, decía estar disgustado por semejante “crimen”
animal.
Así, o muy semejante, ha sido la posición de Gustavo
Petro, con el crimen de los líderes sociales. No se atreven a investigar, solo
se arrastran como sapos para buscar
culpables, y sólo han encontrado uno, al titular entrante de la Casa de Nariño,
Iván Duque. Y llamar la atención con posiciones incendiarias para luego salir
del país a observar de primera mano el tour de Francia; no solo despierta
indignación en sus seguidores quienes han visto en el ex guerrillero una farsa
cuando posa de socialista pero actúa como capitalista.
No podemos permitir que quienes hayan llevado al país por
un rio de sangre por más de cinco décadas, vengan ahora a posar de adalides de
los Derechos Humanos y de la violación al Derecho Internacional Humanitario.
Convocar a una “velatón” para pedir respeto por la vida,
en especial de los niños, como se observó hace poco con una multitud de
excombatientes de las Farc y en cabeza de su más exponente criminal como lo es
Timoleón Jiménez, alias “Timochenko”; es algo más que burlesco. Es eco de
cobardía y espeso cinismo.
Nadie, en absoluto, con diferencia al gobierno; conocemos
a ciencia cierta quien o quienes están detrás de estos homicidios. De lo que si
estamos claros, es que en absoluto tiene que ver quien hasta el 7 de agosto se
posesionará como Presidente de Colombia. Desde esa fecha, Iván Duque, asumirá
todas las responsabilidades habidas y por haber, sobre el acontecer diario del
país.
*Asesor
y consultor
@Grajalesluise