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jueves, 2 de abril de 2020

"Entre 1910 y 1911 aparece una nueva pandemia de Peste Bubónica, conocida como la Tercera Pandemia"


Las grandes epidemias de la humanidad y el COVID-19

Por Karol Daniela Gutiérrez C.*

La historia de la humanidad ha estado permanentemente vinculada a las enfermedades. 

Los epidemiólogos, infectòlogos, patólogos e historiadores de la enfermedad, han explicado como las epidemias, plagas o pestes impactan definitivamente en el desarrollo y la evolución de la humanidad y las sociedades. Debemos darnos cuenta de la responsabilidad de prepararnos en materia de prevención y medidas de control no solo para enfermedades infecciosas conocidas sino para aquellas que no conocemos o que creemos que hemos controlado o erradicado.

Uno de los registros más antiguos que se tiene sobre pandemias, es la peste de Atenas; la más arrolladora que impactó el mundo griego en el año 430 a.C., al comenzar el segundo año de la guerra del Peloponeso. Una terrible epidemia se desató en las más populosas ciudades del Ática. Perduraría cinco años y morirían más de 900.000 personas, un cuarto de la población de aquella época, conocemos sobre la pandemia a través de la descripción que Tucídides hace en su obra de la Guerra del Peloponeso. “Describe con detalle la desesperanza que descendió sobre la población, y la disolución del orden social y moral como consecuencia de la gran mortandad, la inefectividad de las plegarias de los médicos y de las autoridades y los desórdenes y crímenes que se multiplicaban sin que el temor a los dioses o a la ley sirviese de freno, ante los temores de un futuro incierto”.

Corría el año 541 d.C., y Lo que había iniciado como un leve brote de una nueva enfermedad se convertiría después en una gran epidemia; que arrasó Constantinopla y se plasmó en la historia como una de las peores pandemias. En cuestión de semanas las cifras de muertos pasó de 5.000 al día a 10.000. La llamada Plaga de Justiniano fue el último clavo en el ataúd de lo que un día fue el Imperio Romano y se expandió por todo el mundo matando a más de 30 millones de personas. Según científicos actuales esta pandemia fue generada por la peste bubónica, la cual sigue siendo considerada una de las mayores amenazas para la humanidad. Siglos después, este mismo patógeno reaparece, “La Peste Negra” se sabe ahora, que el agente infeccioso de esta enfermedad es el bacilo Yersinia pestis, transmitido por la picadura de las pulgas infectadas; Se supone que la peste negra se desplazó por la Ruta de la Seda, a través de la senda transasiática utilizada para el transporte de la seda china hasta Europa. Según recientes investigaciones, el primero de noviembre de 1348 los barcos se detuvieron en Marsella. Desde allí, la peste alcanzó el interior del país, causando la muerte del 50% de la población de Provenza. La peste llegó a Pisa y luego a Venecia. En esta última ocasionó, cada día, 600 muertes. 

Desde allí se extendió hacia toda Europa: desde Sevilla a Bergen y desde
Chester a Moscú. Según Gottfriend, París no escapó de su suerte. Durante los meses de mayor crisis (noviembre y diciembre) se constató que perecían aproximadamente 800 personas por día. En algunas regiones falleció más del 50% de la población total. Entre los años 1349 y 1350 En los países de habla alemana desaparecieron, en sólo cuatro años, unos 200 pueblos y pequeñas localidades. La Muerte Negra, también, fustigó a Londres hasta finales de la primavera de 1350. El balance fue desastroso: falleció el 40% de las gentes, cifra que algunos investigadores elevan al 50%. Todo cambió con la peste. Las ciudades se despoblaron, se perdieron las cosechas y apareció el hambre y la desesperanza. Tras innumerables oleadas de destrucción, la peste desapareció, por fin, de gran parte de Europa Central, sin que se sepa a ciencia cierta por qué.

Durante el siglo XV reaparece La Viruela; La búsqueda de sus orígenes nos remonta a Asia y África, donde se cree apareció hace tres mil años. Invadió Europa, aparentemente a partir del siglo VI, pero es durante la Edad Media cuando el continente es azotado por epidemias de grandes proporciones. Se estima, según Haggard, que a lo largo del siglo XV, solamente en Europa murieron 60 millones de personas. En el hemisferio occidental fue introducida por los españoles, y apareció en Santo Domingo por el año 1517, comportándose como un valioso aliado para la conquista, arrasando sin piedad a sus víctimas; Para Larreta, en poblaciones que eran vírgenes a estos males, el contagio, los síntomas y la mortalidad adquirían características particulares; es decir, aumentaban a niveles impredecibles y sus síntomas eran muy variados y graves, en diversos estudios se observa que, las enfermedades eran nuevas para los nativos, y despoblaban los sitios antes densamente habitados; morían familias enteras y nadie podía atender a los enfermos por estar todos contagiados; el olor de la descomposición de los cadáveres era muy intenso, tomando como única medida lógica, tirar las casas e incendiarlas, por no haber ni quien los enterrara. Dejando secuelas de sus efectos dos generaciones después y aún no sabemos cuántas más. Pero los mismos que introdujeron la enfermedad en el siglo XVI, enviaron la vacuna tres siglos más tarde (expedición Balmis-Salvany), siendo la primera campaña de salud pública en las Américas). Animales portadores, huéspedes y transmisores: vacas (Viruela); gallinas (varicela); rata ratus (Peste); Rata Norvegicus, (tifo), por citar algunas.

En 1811 aparece en Asia la pandemia del cólera, que se expandiría a lo largo del mundo; América, Europa y África y azotaría a la humanidad de forma concurrida durante todo el siglo XIX y parte del siglo XX. En España por ejemplo, la primera vez que ataco ocasionó 102 500 muertos en 1843 y la segunda vez, en 1854, produjo 200 000 muertos, en América, el primer brote de cólera se detectó en Cartagena de Indias la peste se diseminó por toda la ciudad y los fallecimientos masivos obligaron a las autoridades a cavar una fosa común. “En la desesperación, cada cierto tiempo se disparaban cañonazos para supuestamente purificar el aire con el humo de pólvora. Se dice que en Cartagena aproximadamente la tercera parte de la población murió”. Fue Robert Koch quien estableció el agente etiológico de la enfermedad: Vibrio cholerae.

Entre 1910 y 1911 aparece una nueva pandemia de Peste Bubónica, conocida como la Tercera Pandemia, tuvo origen en una pequeña provincia de china, pero rápidamente migro a otras zonas de Asia, la plaga impactó el noreste de China matando a 60.000 personas; la tasa de mortandad entre los infectados fue del 100%. La letalidad global fue de 12 millones de personas; Paul-Louis Simond fue el médico francés que descubrió que las pulgas eran el conducto de transmisión de la peste entre las ratas y los humanos. La cuarentena, evacuaciones forzadas y la quema de los vecindarios afectados, fueron medidas aplicadas contra la pandemia, que provocando conflictos y angustias en las áreas más afectadas.

Años después, durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, una virulenta cepa del virus de la gripe se extendió rápidamente por todo el planeta infectando a un tercio de la población mundial y causando la muerte de millones de personas. La pandemia de 1918 y 1919, también conocida como la gripe española. Estudios actuales estiman que la mortífera cepa de virus pudo acabar con la vida de cerca de 100 millones de personas en todo el mundo. “Los síntomas eran espantosos: los pacientes desarrollaban fiebre e insuficiencia respiratoria; la falta de oxígeno causaba un tono azulado en el rostro; las hemorragias encharcaban de sangre los pulmones y provocaban vómitos y sangrado nasal, de modo que los enfermos se ahogaban con sus propios fluidos”. Lo que está claro es que el virus se globalizó gracias al masivo y rápido movimiento de militares por todo el mundo. y si los cálculos son correctos, entonces, la pandemia habría matado a más personas que las dos guerras mundiales juntas. Un siglo después, hoy, nuestra generación se enfrenta a otra gran pandemia, el covid-19; en el 2002 surgió la cepa de un nuevo coronavirus (SARS Co-V) se propago por diversos países, con una letalidad global de 813 muertos, los brotes de esta enfermedad fueron controlados, el Sars o síndrome respiratorio agudo, genera un cuadro de neumonía atípica agresiva, en el que degenera los tejidos respiratorios hasta el extremo de producir la necrosis de los mismos. Por lo que esta enfermedad se considerada de alto riesgo para el ser humano al no existir aún una cura.

Por más sombrías que hayan sido las épocas anteriores la historia nos demuestra que la humanidad es un eterno renacer, y aunque los microbios nos han enseñado que llevan la
delantera a los hombres, el sentido común y el instinto de supervivencia han sido más fuertes. No conozco los alcances que pueda tener la pandemia del covid-19, ¿sí superará los fatídicos resultados de la peste bubónica o de la gripe española o no?. La dinámica a lo largo de la humanidad ha sido que “aprendemos geología el día después del terremoto, de forma similar podemos decir que el mundo aprende de prevención después de las epidemias; Lo que sí está claro es que hoy, en el siglo XXI estamos dotados de mejores herramientas, las otorgadas por las ciencias y las aportadas por la historia; las experiencias y conocimientos que nos dejan las pandemias anteriores y como han forjado estas a la humanidad y han despertado la creatividad en el hombre y el desarrollo de la ciencia. Pero sobre todo, debemos preguntarnos, ¿de qué manera actuar como especie, como humanidad, como seres sentí-pensantes, para obtener resultados diferentes?.

*Historiadora

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