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domingo, 26 de enero de 2020

"Ese día de mi casual visita, encontré una sala que antecede a su despacho, con más de medio centenar de personas esperando a ser atendidas por el gobernante sin que tuvieran “cita” o “audiencia”"


El retorno de lo humano y la nobleza

Por Emerson Grajales Usma*

Hace pocos días visité al recién posesionado gobernador de Risaralda Víctor Manuel Tamayo Vargas en su despacho en el Palacio Gris en Pereira. Ese día me respondí lo que por muchos meses me pregunté y nadie me daba razón.

¿El por qué, los risaraldenses, le tenían un aprecio tan desbordado y una evidente confianza ratificada desde las urnas a Tamayo?

Con mis propios ojos, lo pude entender. Ese día de mi casual visita, encontré una sala que antecede a su despacho, con más de medio centenar de personas esperando a ser atendidas por el gobernante sin que tuvieran “cita” o “audiencia”. A mi turno, lo primero que le pregunté fue: ¿Gobernador, y toda esa gente que está apostada afuera del despacho? 

Me respondió. En su gran mayoría vienen a saludarme y muchas de esas mujeres a desearme los buenos deseos en mi gestión y hasta la bendición me cruzan.

Y es que no es para menos. El hoy dos veces gobernador, está bien lejos de practicar lo que hoy conocemos como el modus operandi de la gran mayoría de políticos, saludar en campaña, prometer y luego, desconocer a quien lo apoyó y hasta ni cumplirle al pueblo sus promesas.

La esencia que cobija al actual Mandatario de Risaralda, es no llegar a los actos propios de un “manzanillo” puro. Su trabajo siempre ha sido puntual y ha estado encaminado al servicio social. Su manejo en lo público colinda siempre con la transparencia y por ende nunca ha tenido una llamada de atención en su hoja de vida desde ente de control alguno.

Ahí está la clave del éxito arrollador que ha tenido Víctor Manuel Tamayo, y lo que le ha valido, por lo menos en su anterior administración, ocupar entre el segundo y tercer puesto a nivel nacional, como el mejor gobernante departamental.

Seguidamente, ya terminada mi visita a quien le brindé todo mi apoyo en su campaña, por considerarla independiente y no ligada a politiqueros de turno y menos a quienes, muy a pesar de ser primíparos, aprendieron a “volar” en cuatro años; le indagué a los que se encontraban en la sala de espera, sobre qué opinaban de la llegada de Víctor Manuel Tamayo, y las respuestas más que justas, no dejaron de sorprenderme.

“Estamos muy felices, el dr Tamayo es un hombre humano, de gran servicio social y muy noble, y lo más importante; nunca tenemos que buscar a un Concejal, un Diputado o un 
Congresista para que nos consiga una cita con el gobernador como si había ocurrido con las anteriores administraciones”.

Esas palabras me ratificaron en lo personal, que Risaralda sólo ha tenido un doliente con sus habitantes y que ellos han reconocido en el actual Mandatario seccional, un verdadero líder.

Buen viento y buena mar para el gobernador Tamayo.

*Asesor y Consultor

Twitter @Grajalesluise

jueves, 23 de enero de 2020

"No se trata de discriminación ni de la persona de Matilda; tampoco que no sea capaz, que no tenga compromiso, y menos aún que no tenga derecho al éxito profesional"


Una secretaria de la mujer trans
Por John Mario González

Confieso que me parece jarto hablar de temas LGBTI, como el matrimonio homosexual. 

Son tan del fuero individual, tan inquisitivo, por decir lo menos, imponer a una persona una identidad sexual que no siente, que el ordenamiento jurídico debe ser lo más garantista posible. Pero como, por la vía de las hipérboles y el ensanchamiento de los conceptos, se ha llegado a una trasposición de valores y prioridades, creo en aquella medida de racionalidad que escuchara desde niño: ni tanto que queme el santo ni tan poco que no lo alumbre.

La frase viene a propósito del nombramiento de la secretaria de la Mujer en Manizales, una joven trans llamada Matilda González. Se descalifica a quienes se oponen tildándolos de élites conservadoras de corte patriarcal, persecutores de su identidad sexual, fanáticos religiosos. Claro que siempre habrá alguien con alguno de esos móviles, pero la descalificación no puede impedir entender el fondo del debate. No se trata de discriminación ni de la persona de Matilda; tampoco que no sea capaz, que no tenga compromiso, y menos aún que no tenga derecho al éxito profesional. En Colombia son miles de funcionarios homosexuales probos, comprometidos y muy competentes que se la juegan a diario por el país sin hacer alharaca de su condición sexual.

Y claro que se necesita inclusión, espacios para la población LGBTI, para el ejercicio pleno de sus derechos, pero eso no tiene que reñir con la representación que con esfuerzo han logrado las mujeres. El acuerdo que creó, inicialmente, una Oficina de la Mujer y Equidad de Género en Manizales, así como el Manual de funciones de la alcaldía y los diferentes documentos de política pública se orientan a que el cargo sea ocupado por una mujer, no una persona transgénero. Es que tampoco se trata de arrinconar a las mujeres al hablar de inclusión.

En el caso de Matilda, lo grave es que denigra del género femenino con el lenguaje soez e impublicable de los videos con los que ha llamado la atención, en los que incluso promueve o se muestra afín con la prostitución, tal como lo hace en PutaFeminista - Capítulo 1 del especial de Feminismo Interseccional e Intergaláctico.

Una cosa es que la Corte Constitucional haya establecido el trabajo sexual como un trabajo digno, que apunta más al reconocimiento de unos hechos, y otra que la prostitución no sea lesiva para los individuos y la sociedad. Es precisamente por lo que la prohíben en Estados Unidos, porque es esclavitud, la expande, conduce a una mayor inequidad sexual, no protege a las mujeres, y peor aún a los transgénero, quienes tienden a dedicarse más al trabajo sexual debido a la discriminación laboral.

No creo que una persona que se ha mostrado afín a la prostitución debiera entonces encarnar las prioridades de una ciudad como Manizales y de su agenda, que debe ser la de luchar contra la permisividad y la bellaquería de los hombres que abandonan a mujeres embarazadas y a sus hijos y no les pasa nada. La de mujeres que no encuentran trabajo en una ciudad que lleva décadas hablando de emprendimiento, pero que no pasa de los discursos. Una ciudad expulsora neta de migrantes y con una tasa de desempleo para las mujeres en noviembre pasado de 15,2 por ciento, cuando la media nacional fue de 12,6 por ciento.

Pero aquí, infortunadamente, estamos frente a las prioridades y falta de experiencia de un alcalde de Manizales excesivamente pantallero, que quiso llamar más la atención en la Feria de Manizales que cuando Pacheco lo hacía más que las reinas. Como dice el columnista de ‘La Patria’, Jorge Enrique Pava, la espectacularidad y la vitrina con la que el alcalde rodeó ese nombramiento terminó siendo de inmensa discriminación, pues redujo la persona a un instrumento de popularidad del alcalde. Ojalá Manizales no se haya equivocado y el alcalde no confunda sus selfis con la obra de gobierno.

miércoles, 1 de enero de 2020

Perfil del nuevo gobernador Víctor Manuel Tamayo Vargas.





El nuevo gobernador de Risaralda

Redacción política

Víctor Manuel Tamayo Vargas, es el exgobernador de Risaralda y político conservador que acaba de ganar las elecciones para repetir cargo. 
Tamayo, nacido en Santa Rosa de Cabal y egresado de los Colegio de los Padres Vicentinos, es abogado de la Universidad Libre. Ha hecho toda la carrera política desde abajo, siempre en el Partido Conservador en el que arrancó a los 18 años como concejal de Santa Rosa y luego fue elegido diputado departamental.

En 1995 estuvo en el gobierno del alcalde Juan Manuel Arango como secretario de Gobierno. Entre el 1998 y 2001 tiene tres breves palomitas en la Cámara de Representantes con 28 mil votos, como reemplazo de Guillermo Botero Mejía.

En 2008 fue elegido gobernador de Risaralda, con el apoyo de varios de los grupos políticos más fuertes, como el del ex senador Luis Elmer Arenas (de La U), con el respaldo y músculo financiero del cuestionado clan Merheg y en llave con el exalcalde Israel Londoño. Al final sacó 145 mil votos y derrotó al liberal Germán Chica, que era la ficha del entonces gobernador Carlos Alberto Botero.

Luego, en 2015, quiso repetir el cargo pero no recibió el respaldo de los cuestionados hermanos Merheg que prefirieron al actual gobernador Sigifredo Salazar.

Por eso, ese año se fue del partido y se lanzó por firmas con ‘Sentimiento de Todos’, le pisó los talones a Salazar con 147 mil votos frente a 183 mil, y logró el apoyo del grupo político del curtido representante liberal Diego Patiño, sectores de La U y de Cambio Radical.

Tras su derrota, le hizo oposición a la jefatura de Merheg. Incluso, el año pasado creó el movimiento Nuevo Conservatismo, se arrimó al Centro Democrático con ánimo de aspirar al Congreso y apoyó al liberal Patiño en su cuarta campaña a la Cámara y para el Senado al abogado Hugo Tovar Marroquín.

Después de esas movidas, este año intentó conseguir nuevamente el aval del Conservador para lanzarse a la Gobernación, pero como no lo consiguió se avaló por el partido cistiano “Colombia Justa y Libre” y se fue en llave con el excongresista conservador Mauricio Salazar para la Alcaldía de Pereira. 

En campaña recibió los respaldos de una franja importante del Partido Centro Democrático en cabeza del excandidato a la gobernación Juan Manuel Álvarez, seguido por el periodista y economista Emerson Grajales quien desde Bogotá realizó importantes movidas dentro del Centro Democrático para conseguir el respaldo pero los Congresistas del departamento le ganaron la partida. También del exalcalde de Pereira Israel Londoño, la ASI, Cambio Radical y La U. 

El 27 de octubre de 2019 le ganó a Diego Naranjo, el candidato del gobernador Sigifredo Salazar, del partido Conservador y del clan Merheg, por una diferencia de cerca a los 70 mil votos.

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