#TodosSomosResponsablesDeTodos

miércoles, 15 de abril de 2020

"Cuando realmente comprendamos que somos el resto de la humanidad, ello traerá consigo una energía inmensa"


¿A qué nos invita la actual pandemia del SARS-CoV-2?

Por Karol Gutiérrez C*

El mundo se está enfrentando a una tremenda crisis y, el momento crucial, la decisión inteligente, el reto, no está en la política ni en la religión; esta en nuestra conciencia.

En un mundo que se ha desintegrado progresivamente resulta inminente “pensar juntos”, “el pensamiento es el factor común a toda la humanidad. No hay pensamiento oriental o pensamiento occidental; solo existe la común capacidad de pensar”. En un profundo análisis de Jiddu krishnamurti sobre el pensamiento, y del cual resulta conveniente hablar ahora, frente a la actual crisis generada por la pandemia del SARS-CoV-2; explicaba, como la conciencia de cada uno de nosotros, es también, la conciencia de la humanidad, porque uno sufre, está ansioso, se siente solo, inseguro, confuso o por el contrario se está esperanzado, a la expectativa, con fe, exactamente igual que otros, aunque estos vivan a diez mil millas de distancia.

Desafortunadamente por siglos nos hemos abierto paso por el angosto surco de la individualidad, el círculo estrecho del yo y el tú, el nosotros y el ellos. Debemos examinar juntos está muy compleja conciencia del hombre, porque es la que determina su comportamiento, pero, no del hombre europeo ni del hombre asiático ni del hombre del medio oriente; sino del hombre, sin categorías, sin líneas divisorias, para poder superar el drama de status que afecta a todas las sociedades y al mundo en general. Precisamente en tiempos de coronavirus la solidaridad y fraternidad humana son las bases para construir un futuro juntos.

Cuando pensamos en el calentamiento global, en la explosión demográfica, la contaminación y ahora en el SARS-CoV-2 cuestionamos si nuestro cerebro que ha sido programado por tantos siglos es capaz de aprender, transformarse y adaptarse súbitamente; a la velocidad del virus, por ejemplo. No se puede ser indiferente ante estos hechos, sino que se debe tratar de comprender estas conductas y el modo en que el pensamiento humano ha influido o nos ha traído a todos a esta situación. Resulta inaudito que a un individuo se le tenga casi que obligar para proteger su propia salud, o vergonzoso el oportunismo de aquellos sectores que se sirven como aves de rapiña de cargos públicos, a costa del hambre, las necesidades y la pobreza del “otro” y así un gran etcétera; como se dice coloquialmente, somos incapaces de ponernos en los zapatos de los demás, esto es porque nuestra conciencia ha sido programada como una conciencia individual y nos preguntamos si esa conciencia que hemos aceptado como individual es, en modo alguno, realmente individual – la pandemia ha demostrado que la muerte no distingue entre estrato social o raza; y la historia que la humanidad nunca ha estado preparada para enfrentar una pandemia y con esto no me refiero al desarrollo de la ciencia o a la infraestructura sanitaria que pueda tener o no un país, sino, al sentido que cobra la muerte y todo el andamiaje psicológico, emocional y social que se entreteje alrededor de esta pandemia, que no afecta solamente al tercer mundo o a las distintas categorizaciones que ha inventado el hombre.

Cuando realmente comprendamos que somos el resto de la humanidad, ello traerá consigo una energía inmensa; esa llamada conciencia individual, es también, la conciencia de la humanidad. Juntos estamos aprendiendo a valorar las cosas más simples de la vida, un apretón de manos, un abrazo, la cercanía de los amigos, nuestra cotidianidad etc.., y esto no es de pobres o de ricos. Hemos visto un virus tan rápido y letal en su propagación, con un impacto aún indeterminado que generará cambios profundos en las sociedades y desde ya insta a un cambio de conciencia en el hombre.

Concuerdo con krishnamurti cuando planteaba que “estamos programados psicológica y mentalmente”, ciertamente lo estamos, para ser católicos, protestantes, colombianos o británicos, por siglos hemos sido programados para creer o tener fe, para ser nacionalistas e ir a la guerra y así sucesivamente. La actual crisis a nivel mundial nos invita a alejarnos de prejuicios e ideologías –, pensemos juntos, construyamos una nueva conciencia y seamos solidarios. Es uno de los grandes mensajes que le deja esta nueva pandemia a nuestra generación.

*Historiadora

domingo, 12 de abril de 2020

"El gobierno nacional, y tengo que decirlo con mucho orgullo, ha estado a la altura de la emergencia sanitaria"


El “viacrucis” del gobierno Duque
Por Emerson Grajales Usma*

Con el domingo de resurección, finalizamos la semana Santa en medio de la más profunda crisis sanitaria; por cuenta del coronavirus. No quiero citar ni el número de contagiados ni mucho menos, el registro de muertes por la pandemia a nivel mundial, pues son conmovedoras las cifras.

En el plano nacional, el panorama no es diferente al del resto del mundo, salvo en el bajo registro que entrega el Instituto Nacional de Salud, a través del ministerio de sanidad, sobre los casos de epidemiología y las vitales pérdidas humanas que, repito, si bien no son alarmantes a diferencia de las de Nueva York, España, Francia o la misma China, esta última Nación “suministradora” del virus; si son preocupantes.

El gobierno nacional, y tengo que decirlo con mucho orgullo, ha estado a la altura de la emergencia sanitaria y de los daños o debilidades colaterales como la economía interna, y la enorme preocupación para el Ejecutivo al ver caer en sus propios ojos la estratificación al piso. Ahora, todos somos estrato uno.

Pero el Mandatario, no ha sido indiferente ante ese deterioro en todos los estratos. Tanto así, que se ha dedicado igualmente a buscar evidenciar la población más vulnerable en cada escenario, y digo más vulnerable porque se ha logrado identificar con suprema urgencia a quienes desde meses atrás están registrados en bases de datos de ayudas económicas. Y por otro lado, el presidente Duque, viene trabajando afanosamente en habilitar ayudas para otros sectores de la población como lo son los independientes, los vendedores informales y hasta con los artistas del país. Para seguir su camino en “tirar salvavidas”, ha acudido a la figura de “ingreso solidario”; la que ha llegado a otro grupo poblacional bien urgente.

La flexibilidad del Mandatario de los colombianos, ha permitido que millones de ciudadanos accedan con sus inquietudes en todos los sentidos. El aislamiento obligatorio, como era de esperarse, conlleva a unos matices insospechados. Pues nunca antes habíamos vivido una experiencia tan amarga y sufrida como la actual, y que no solo “estalló” en Wuhan, sino que hizo metástasis en el mundo entero.

El gobierno colombiano, se ha debatido entre quienes estamos de acuerdo en las medidas sabiamente adoptadas y quienes consideran que el presidente Duque va mal en lo que al manejo de la pandemia se refiere. Pero repito, dentro de su leal saber y entender, el nuestro ha sido un gobierno receptivo y que ha convocado a autorizadas voces, internacionales inclusive; en temas como la salud y ha escuchado a quienes les ha tocado vivir duras experiencias por esta crisis en otras naciones.

El “viacrucis” que está viviendo el gobierno del presidente Iván Duque, no es fácil y menos en momentos en que venía de una cruel y despiadada embestida de la oposición por el solo hecho de no permitir que lo sigan presionando para que reactive la “mermelada”, acto grotesco del anterior gobierno y que hoy quieren que se herede.

De algo estoy seguro, y es que dé está crisis, la que muchos critican pero a la que no aportan sus detractores; vamos a salir como Cristo el resucitado. Airosos y con más ganas de servirle al país, y que pese a haber un gobierno que ha agotado todos sus esfuerzos por su entrega para  extirpar este mal con las más insospechadas medidas pero fortalecido para seguir con las más duras acciones con el fin de frenar el virus inclemente del covid19.

Como lo he hecho a través de mis redes, invito a los colombianos a seguir apoyando al gobierno Nacional, y a manternernos aislados, para que entre todos evitemos la propagación del virus.

¡Quédate en casa!

COLETILLA: Pregunto ¿Por qué aquellos que convirtieron las arcas de la salud en sus cajas menores para sus campañas políticas, o las nóminas del sector salud para saldar sus compromisos con sus “amiguis”, no han salido a dar la cara y a ayudar a cubrir los enormes vacíos en el sector hospitalario?

No olvidemos que varios funcionarios de la salud, llevan meses atrasados en sus sueldos y hoy trabajan con sentido humano hasta el punto de arriesgar su propia vida.

Ahora no me digan que la respuesta es porque uno de ellos tiene a su esposa enlazada a la Fiscalia General de la Nación, y sus tentáculos permiten desvincular cualquier proceso por su alto grado de progenie, de la justicia colombiana. Este tema es igual o peor que los actos de corrupción de Odebrecht.   

*Asesor y consultor

@Grajalesluise

Columna de María Isabel Rueda en réplica



Congreso en vapor

Por María Isabel Rueda


Por haber sido congresista –de lo que jamás me arrepentiré– sé perfectamente para qué sirve, y para que no. Siempre lo he defendido como pilar de la democracia, a pesar de su desprestigio, porque tiene su razón de ser, de existir, y su papel en la organización del Estado de derecho. El Congreso no puede cerrarse, como ha pasado en algunos episodios históricos de nuestro país, para que el Poder Ejecutivo pueda comportarse como dictador. 

No. Y ejerciendo su papel, en algunas ocasiones el Congreso acierta, en otras se equivoca gravemente, pero están los pesos y contrapesos de las altas cortes para que moderen sus exabruptos legislativos. Esa familia es nuestro Estado de derecho. En el mundo ideal, que no siempre funciona.

Pero lo que viene pasando ahora se ha vuelto cantinflesco. El presidente del Senado admite que no aguanta más las presiones para abrir sesiones presenciales del Congreso, con todo lo que ello implica. Traslado terrestre de todos los congresistas desde las más remotas ciudades del país junto con sus conductores y escoltas, para luego regresar el jueves a sus regiones. Instalación en sus oficinas con sus secretarias y equipos de la unidad legislativa. Convocar el ‘staff’ parlamentario. Urgentemente a las aseadoras. 

Reactivar los servicios de ‘catering’ en el recinto. Y, luego, preparar las caravanas de regreso. Eso en cuanto a lo operativo. En cuanto a lo legislativo, voy a contar una verdad que me puede costar el más tremendo ‘bullying’.

Este país puede durar perfectamente un año sin Congreso. Y ¿saben qué? No pasaría absolutamente nada. Como insiste cada rato Alfonso Gómez Méndez en sus columnas: legislar no es gobernar. En principio, el Gobierno manejando facultades extraordinarias para legislar vía decretos extraordinarios, y la Corte vigilando sus excesos, nada grave nos puede pasar.

Sí, es cierto, ciertísimo, que el control político de un Congreso al Gobierno es crucial. Pero hasta ahora nadie ha dicho que no se pueda hacer vía digital. En las sesiones virtuales podrán también tener a su presa de predilección, el ministro del ramo, respondiendo horas y horas en el Parlamento, que lo distraen de su labor esencial, contener el coronavirus. Todo para que los congresistas de oposición mantengan este instrumento televisado para exhibirse en tribuna contra el Gobierno, frente a sus huestes políticas. Muchos están furiosos de que en capilla de elecciones a legislativas y presidenciales el Congreso esté cerrado físicamente, no legislativamente, para ponerse a tono con las medidas preventivas que ha decretado el Gobierno. Pero no querer explorar la posibilidad de sesionar, como lo permite el artículo 140 de la Constitución, y por motivos de orden público –como lo recordó en su columna en estas mismas páginas Alfonso Gómez Mendez– y como si el coronavirus no fuera el más grave motivo de alarma pública de los últimos 40 años, trasladando su sede “a otro lugar”, implica por lo menos una miopía malalechosa o una idiosincrasia de estrechez santanderista.

Quizás el episodio más gráfico de esta semana haya sido escuchar al senador oposicionista del Polo Jorge Enrique Robledo decir que, a diferencia de otros colombianos mayores de 70, Robledo merezca, por ser él, una excepción para moverse como Pedro por su casa. Se le notan los nervios. Todos estamos nerviosos, senador. Unos porque podríamos perder nuestros trabajos; otros, porque podríamos enfermarnos o que lo haga alguien de nuestro cercano entorno. Pero, créame. Que usted, mayor de 70 años, y tiene todos mis respetos, exija el privilegio de moverse por donde quiera, a diferencia de otros setenteros, y de ir al Congreso a sesionar, como le escuchamos decir, “por ser usted”, para ir a fusilar al Gobierno en sus esfuerzos por combatir el coronavirus, no nos sirve de nada ni a nosotros, ni a usted, que está exponiendo su vida y la de sus colegas. Modernícese. 

Búsquese la manera de hacer un debate de control político vía internet. Le prometo que estaré pendiente, como en cada uno de sus debates, que personalmente sigo con mucho interés.

Pero ya lograron Robledo y su grupo algo increíble: que el presidente del Senado, Lidio García, dijera que, aunque él no está de acuerdo, por presiones insuperables citará a sesiones físicas del Congreso el mismo día en que se acabe la cuarentena.

Eso sí, senador Robledo, tendrá que escoger. Entre escupirse con sus colegas o echar discursos con mascarilla.

Entre tanto… Las Cortes funcionando virtualmente y el Congreso arrodillado a ver si ellos también pueden. ¿De cuál es la autonomía de la que hablan?

jueves, 2 de abril de 2020

"Entre 1910 y 1911 aparece una nueva pandemia de Peste Bubónica, conocida como la Tercera Pandemia"


Las grandes epidemias de la humanidad y el COVID-19

Por Karol Daniela Gutiérrez C.*

La historia de la humanidad ha estado permanentemente vinculada a las enfermedades. 

Los epidemiólogos, infectòlogos, patólogos e historiadores de la enfermedad, han explicado como las epidemias, plagas o pestes impactan definitivamente en el desarrollo y la evolución de la humanidad y las sociedades. Debemos darnos cuenta de la responsabilidad de prepararnos en materia de prevención y medidas de control no solo para enfermedades infecciosas conocidas sino para aquellas que no conocemos o que creemos que hemos controlado o erradicado.

Uno de los registros más antiguos que se tiene sobre pandemias, es la peste de Atenas; la más arrolladora que impactó el mundo griego en el año 430 a.C., al comenzar el segundo año de la guerra del Peloponeso. Una terrible epidemia se desató en las más populosas ciudades del Ática. Perduraría cinco años y morirían más de 900.000 personas, un cuarto de la población de aquella época, conocemos sobre la pandemia a través de la descripción que Tucídides hace en su obra de la Guerra del Peloponeso. “Describe con detalle la desesperanza que descendió sobre la población, y la disolución del orden social y moral como consecuencia de la gran mortandad, la inefectividad de las plegarias de los médicos y de las autoridades y los desórdenes y crímenes que se multiplicaban sin que el temor a los dioses o a la ley sirviese de freno, ante los temores de un futuro incierto”.

Corría el año 541 d.C., y Lo que había iniciado como un leve brote de una nueva enfermedad se convertiría después en una gran epidemia; que arrasó Constantinopla y se plasmó en la historia como una de las peores pandemias. En cuestión de semanas las cifras de muertos pasó de 5.000 al día a 10.000. La llamada Plaga de Justiniano fue el último clavo en el ataúd de lo que un día fue el Imperio Romano y se expandió por todo el mundo matando a más de 30 millones de personas. Según científicos actuales esta pandemia fue generada por la peste bubónica, la cual sigue siendo considerada una de las mayores amenazas para la humanidad. Siglos después, este mismo patógeno reaparece, “La Peste Negra” se sabe ahora, que el agente infeccioso de esta enfermedad es el bacilo Yersinia pestis, transmitido por la picadura de las pulgas infectadas; Se supone que la peste negra se desplazó por la Ruta de la Seda, a través de la senda transasiática utilizada para el transporte de la seda china hasta Europa. Según recientes investigaciones, el primero de noviembre de 1348 los barcos se detuvieron en Marsella. Desde allí, la peste alcanzó el interior del país, causando la muerte del 50% de la población de Provenza. La peste llegó a Pisa y luego a Venecia. En esta última ocasionó, cada día, 600 muertes. 

Desde allí se extendió hacia toda Europa: desde Sevilla a Bergen y desde
Chester a Moscú. Según Gottfriend, París no escapó de su suerte. Durante los meses de mayor crisis (noviembre y diciembre) se constató que perecían aproximadamente 800 personas por día. En algunas regiones falleció más del 50% de la población total. Entre los años 1349 y 1350 En los países de habla alemana desaparecieron, en sólo cuatro años, unos 200 pueblos y pequeñas localidades. La Muerte Negra, también, fustigó a Londres hasta finales de la primavera de 1350. El balance fue desastroso: falleció el 40% de las gentes, cifra que algunos investigadores elevan al 50%. Todo cambió con la peste. Las ciudades se despoblaron, se perdieron las cosechas y apareció el hambre y la desesperanza. Tras innumerables oleadas de destrucción, la peste desapareció, por fin, de gran parte de Europa Central, sin que se sepa a ciencia cierta por qué.

Durante el siglo XV reaparece La Viruela; La búsqueda de sus orígenes nos remonta a Asia y África, donde se cree apareció hace tres mil años. Invadió Europa, aparentemente a partir del siglo VI, pero es durante la Edad Media cuando el continente es azotado por epidemias de grandes proporciones. Se estima, según Haggard, que a lo largo del siglo XV, solamente en Europa murieron 60 millones de personas. En el hemisferio occidental fue introducida por los españoles, y apareció en Santo Domingo por el año 1517, comportándose como un valioso aliado para la conquista, arrasando sin piedad a sus víctimas; Para Larreta, en poblaciones que eran vírgenes a estos males, el contagio, los síntomas y la mortalidad adquirían características particulares; es decir, aumentaban a niveles impredecibles y sus síntomas eran muy variados y graves, en diversos estudios se observa que, las enfermedades eran nuevas para los nativos, y despoblaban los sitios antes densamente habitados; morían familias enteras y nadie podía atender a los enfermos por estar todos contagiados; el olor de la descomposición de los cadáveres era muy intenso, tomando como única medida lógica, tirar las casas e incendiarlas, por no haber ni quien los enterrara. Dejando secuelas de sus efectos dos generaciones después y aún no sabemos cuántas más. Pero los mismos que introdujeron la enfermedad en el siglo XVI, enviaron la vacuna tres siglos más tarde (expedición Balmis-Salvany), siendo la primera campaña de salud pública en las Américas). Animales portadores, huéspedes y transmisores: vacas (Viruela); gallinas (varicela); rata ratus (Peste); Rata Norvegicus, (tifo), por citar algunas.

En 1811 aparece en Asia la pandemia del cólera, que se expandiría a lo largo del mundo; América, Europa y África y azotaría a la humanidad de forma concurrida durante todo el siglo XIX y parte del siglo XX. En España por ejemplo, la primera vez que ataco ocasionó 102 500 muertos en 1843 y la segunda vez, en 1854, produjo 200 000 muertos, en América, el primer brote de cólera se detectó en Cartagena de Indias la peste se diseminó por toda la ciudad y los fallecimientos masivos obligaron a las autoridades a cavar una fosa común. “En la desesperación, cada cierto tiempo se disparaban cañonazos para supuestamente purificar el aire con el humo de pólvora. Se dice que en Cartagena aproximadamente la tercera parte de la población murió”. Fue Robert Koch quien estableció el agente etiológico de la enfermedad: Vibrio cholerae.

Entre 1910 y 1911 aparece una nueva pandemia de Peste Bubónica, conocida como la Tercera Pandemia, tuvo origen en una pequeña provincia de china, pero rápidamente migro a otras zonas de Asia, la plaga impactó el noreste de China matando a 60.000 personas; la tasa de mortandad entre los infectados fue del 100%. La letalidad global fue de 12 millones de personas; Paul-Louis Simond fue el médico francés que descubrió que las pulgas eran el conducto de transmisión de la peste entre las ratas y los humanos. La cuarentena, evacuaciones forzadas y la quema de los vecindarios afectados, fueron medidas aplicadas contra la pandemia, que provocando conflictos y angustias en las áreas más afectadas.

Años después, durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, una virulenta cepa del virus de la gripe se extendió rápidamente por todo el planeta infectando a un tercio de la población mundial y causando la muerte de millones de personas. La pandemia de 1918 y 1919, también conocida como la gripe española. Estudios actuales estiman que la mortífera cepa de virus pudo acabar con la vida de cerca de 100 millones de personas en todo el mundo. “Los síntomas eran espantosos: los pacientes desarrollaban fiebre e insuficiencia respiratoria; la falta de oxígeno causaba un tono azulado en el rostro; las hemorragias encharcaban de sangre los pulmones y provocaban vómitos y sangrado nasal, de modo que los enfermos se ahogaban con sus propios fluidos”. Lo que está claro es que el virus se globalizó gracias al masivo y rápido movimiento de militares por todo el mundo. y si los cálculos son correctos, entonces, la pandemia habría matado a más personas que las dos guerras mundiales juntas. Un siglo después, hoy, nuestra generación se enfrenta a otra gran pandemia, el covid-19; en el 2002 surgió la cepa de un nuevo coronavirus (SARS Co-V) se propago por diversos países, con una letalidad global de 813 muertos, los brotes de esta enfermedad fueron controlados, el Sars o síndrome respiratorio agudo, genera un cuadro de neumonía atípica agresiva, en el que degenera los tejidos respiratorios hasta el extremo de producir la necrosis de los mismos. Por lo que esta enfermedad se considerada de alto riesgo para el ser humano al no existir aún una cura.

Por más sombrías que hayan sido las épocas anteriores la historia nos demuestra que la humanidad es un eterno renacer, y aunque los microbios nos han enseñado que llevan la
delantera a los hombres, el sentido común y el instinto de supervivencia han sido más fuertes. No conozco los alcances que pueda tener la pandemia del covid-19, ¿sí superará los fatídicos resultados de la peste bubónica o de la gripe española o no?. La dinámica a lo largo de la humanidad ha sido que “aprendemos geología el día después del terremoto, de forma similar podemos decir que el mundo aprende de prevención después de las epidemias; Lo que sí está claro es que hoy, en el siglo XXI estamos dotados de mejores herramientas, las otorgadas por las ciencias y las aportadas por la historia; las experiencias y conocimientos que nos dejan las pandemias anteriores y como han forjado estas a la humanidad y han despertado la creatividad en el hombre y el desarrollo de la ciencia. Pero sobre todo, debemos preguntarnos, ¿de qué manera actuar como especie, como humanidad, como seres sentí-pensantes, para obtener resultados diferentes?.

*Historiadora

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