#TodosSomosResponsablesDeTodos

domingo, 29 de mayo de 2016

#Opinión "Liberados, pero la prensa sigue "secuestrada"" Por Emerson Grajales Usma / ExDirector RESCOLDOCOL

Liberados, pero la prensa sigue “secuestrada”

Por Emerson Grajales Usma*

La felicidad que produjo la liberación de los periodistas Salud Hernández-Mora, Diego D”Pablos y Carlos Melo, que permanecían en el reprochable poder de la agrupación narco criminal del Ejército de Liberación Nacional-ELN- es indescriptible.

El país, y el mundo, se mantuvieron acoplados a los informes noticiosos  sobre la suerte de los reporteros que estaban en manos del grupo ELN desde el pasado sábado 21 de mayo, como el caso inicial de la periodista española Hernández-Mora. O de los comunicadores D”Pablos y Melo, dos días después por el mismo grupo violento.

Pero más allá de esa placidez natural por la liberación de nuestros colegas, queda planteado un debate como es el de las dificultades para ejercer la actividad periodística en Colombia, especialmente.

Aquí, tenemos que darnos la pela los mismos comunicadores, pero en especial aquellos que tienen responsabilidad como directiva. Para nadie es un secreto que todos los actores de este país, buenos, regulares o malos; han permeado los medios de comunicación sin que los escrúpulos se impongan sobre los intereses particulares. Solo basta con devolvernos al año 2013 cuando los medios de comunicación tomaron partido, literalmente hablando; para las elecciones presidenciales y se volvieron gobiernistas. Unos “regresaron a la libertad” otros siguen “secuestrados”. Esta práctica desde todos los estamentos del gobierno, es igual o peor de criminal que la proveniente de los mismos grupos al margen de la ley.

No hay autoridad moral alguna desde el gobierno nacional, para que les reclame a los actores armados respeto por los periodistas y exigirles que se les permita el libre tránsito para ejercer su profesión, cuando el mal ejemplo dado desde allí, se quedó indeleble.
Con lo anterior, quiero evidenciar la delicada situación que vive hoy la prensa pero el escenario ha sido propicio, repito, por los mismos comunicadores sociales y los empresarios de las telecomunicaciones. Las organizaciones defensoras de los periodistas, algunas de ellas libres de cualquier influencia política o clandestina, han velado porque la libre expresión se imponga como respuesta a los principios y la ética del reportero.
También existen empresas radiales o casas editoriales o medios televisivos, que se han convertido en proxenetas para que los periodistas de manera “vagabunda” se expongan al mejor postor sesgando de tal manera la información que al espectador le llegue una versión totalmente distorsionada.

Y ni hablar de aquellos que han creado un medio informativo ligero, para “extorsionar” al Estado, a los actores políticos o para servir de altoparlante a los grupos armados bien sean terroristas o criminales. O como me decía un amigo colega a través de twitter: “¿Y qué hacer o decir de los protagonistas mediáticos que “dan papaya” para configurarse como víctimas?”

Urge pues, hacer una reflexión que ahonde en el problema para depurar estas cargantes prácticas que han enlodado la noble actividad del periodista.
La liberación de los tres comunicadores por parte del ELN, es un aporte inmenso a la libertad de prensa, pero no es del todo un alivio para que esta profesión esté totalmente en la independencia si los gobernantes siguen enviando “sobres” que directamente conlleve al “secuestro” de lo que debiera ser una información libre y oportuna.
*Asesor y consultor

@Grajalesluise

martes, 24 de mayo de 2016

#Opinión La libertad de prensa en vía de extinción..... Por Emerson Grajales Usma Columnista RESCOLDO

La libertad de prensa en vía de extinción ante un gobierno silente y complaciente

Por Emerson Grajales Usma*

Al momento de escribir estas líneas, (martes 24 de mayo) no se tiene conocimiento aún del paradero de los periodistas Salud Hernández-Mora, Diego D*Pablos y Carlos Melo; como tampoco sabemos concretamente quien los tienen, pero según análisis de especializados sabuesos y de informes de los habitantes de la región, todo indica que fueron muy seguramente plagiados por grupos criminales en jurisdicción del municipio de El Tarra en Norte de Santander, especialmente por el ELN.
Muchos, y con sobrada razón, han manifestado que fue un acto de irresponsabilidad de la periodista Hernández Mora, al “meterse a la boca del lobo” toda vez que en esa zona operan varios grupos terroristas y criminales. Pero ella, digo yo, muy seguramente guiada por la razón, según la cual el gobierno ya inició diálogos con las dos agrupaciones antiguas de Colombia como las Farc y el ELN, consideró que podría internarse unos cuantos kilómetros más allá de El Tarra y adelantar su trabajo de periodismo investigativo.
Pero mi otra tesis, muy seguramente es la trascendida tanto por otros de mis similares, como por la opinión pública en general. El presidente Juan Manuel Santos, ha manifestado copiosamente que en Colombia no hay regiones vedadas ni para la fuerza pública, ni para los ciudadanos, ni profesionales; y menos para periodistas. Con base en este engaño, es que cualquiera que sea el ciudadano que quiera llegar a corregimientos cercanos a un municipio o como en este caso, a El Tarra, lo haría ante los “positivos” anuncios del gobierno.
Lo que sí es muy claro, es que en Colombia especialmente, está haciendo carrera el absurdo silenciamiento a la prensa desde diferentes actores, incluyendo el de los políticos como se ha visto con mayor énfasis desde hace algo más de dos años amén de las maniobras desde el ejecutivo, pasando por el legislativo hasta llegar al mismo poder judicial. Recordemos la campaña presidencial de 2014. Los contratos de congresistas directos a periodistas de Bogotá. Los jugosos contratos de la Fiscalía a la periodista Natalia Springer. Y así, sucesivamente.
En lo personal, he sido víctima de un secuestro, dos atentados, en uno de ellos perdió la vida mi hermano el mayor de todos los tres que sobrevivimos a aquel criminal ataque con una granada de fragmentación en la ciudad de Pereira; y varias amenazas telefónicas que aún persisten, actos ligados a mi actividad como periodista. Conozco de primera mano la violencia que busca amordazar la opinión y la prensa a costa de que no se conozca la verdad. La violación a la libertad de expresión en Colombia, no sólo se ha asumido a través de las armas convencionales; también cuando el gobernante de turno llama al empresario del medio para que separe de su cargo al periodista que ha querido evidenciar lo indebido. Así estamos en Colombia, así vivimos el día a día.
No puede ser tan contraproducente que ahora el gobierno colombiano a través de su presidente  Juan Manuel Santos, de un solo plumazo, venga a descalificar un secuestro, diciendo que es una retención, desconociendo la dimensión para hacerle de paso, un mandado al terrorismo rampante que tienen dominado cerca de diez mil kilómetros cuadrados que compone el Catatumbo, área que quedó evidenciada como de pleno dominio de grupos terroristas y criminales.
Como periodista, le exijo al gobierno Santos, que medie ante sus nuevos mejores amigos para que liberen, no sólo a los tres periodistas Salud Hernández Mora; Diego D¨Pablos y su camarógrafo Carlos Melo; sino también a todos los secuestrados.
La libertad de prensa en Colombia, se encuentra en vía de extinción y lo peor, ante un gobierno silente y complaciente que emula a sus similares de la región.
*Asesor y consultor

@Grajalesluise

lunes, 23 de mayo de 2016

#Opinión "La toma del poder de Santos en nombre de la paz" Por Mary Anastasia O*Grady / En replica

La toma de poder de Santos en nombre de la paz
Por MARY ANASTASIA O’GRADY
Hugo Chávez destruyó el pluralismo político en Venezuela al concentrar el poder en el ejecutivo. Ahora, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, desea emular al hombre fuerte bolivariano y le está pidiendo al Congreso facultades para gobernar por decreto durante seis meses y un cheque en blanco para enmendar la Constitución en formas que aún no ha detallado. Puesto que el Partido Liberal, al que pertenece el mandatario, controla el Congreso, se cree que lo conseguirá.
Santos quiere este poder autoritario para cambiar unilateralmente la Constitución e incluir los términos de un acuerdo de “paz” que ha estado negociando secretamente con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por casi cinco años. Inicialmente, prometió un referendo sobre el acuerdo final para que los colombianos pudieran votar punto por punto sobre sus detalles, tales como si los delincuentes de la guerrilla podrían postularse a cargos de elección popular. Pero hace mucho tiempo se retractó de esa promesa, así como de muchas otras.
Santos ahora propone una simple votación de sí o no sobre el producto final, que aún no está listo. Su gobierno ha puesto miles de millones de pesos de los contribuyentes (millones de dólares) en una campaña publicitaria para convencer al electorado de que votar “no” equivale a votar por la guerra.
Santos también consiguió que el Congreso aceptara reducir el mandato constitucional mínimo de votantes para su plebiscito de la mitad más 1 del electorado a 13%. La semana pasada, el Partido Liberal propuso que se le permitiera a los colombianos desde los 14 años de edad realizar un voto simbólico sobre el plebiscito. Si la votación es estrecha, se puede suponer que Santos usará las opiniones de niños que apenas empiezan la secundaria para comprobar la sabiduría de su acuerdo.
Según una encuesta de Gallup realizada durante la última semana de abril, la tasa de aprobación del presidente es de apenas 21%. Una razón de este malestar es que su obsesión con un pacto con las FARC lo ha hecho descuidar la economía y la seguridad pública, pero 66% de los entrevistados también dijo que su proceso de paz va en la dirección equivocada.
La mayoría de los colombianos quiere la paz, pero pocos creen que los perpetradores de crímenes de guerra deban eludir la cárcel, quedarse con sus armas y las ganancias derivadas del narcotráfico y luego postularse a un cargo público. Santos, que en algún momento dijo que tales exigencias de las FARC no eran negociables, ahora asegura que no dejará que sean puntos que estropeen la aprobación de los acuerdos.
No son los únicos ejemplos de la duplicidad presidencial. Desde el principio parece que Santos engañó al público porque sus intereses no coincidían con los suyos.
En agosto de 2012, cuando se supo de que su gobierno había sostenido negociaciones con las FARC durante más de un año, contacté al presidente para solicitar más información. En una entrevista telefónica en septiembre de ese año, me indicó que los rebeldes habían iniciado el proceso y que él había comenzado a negociar sólo porque, pese a estar disminuidos, continuaban sembrando el terror. Eso lo consigné en una columna del 17 de septiembre de 2012.
La explicación que me dio el presidente contradice la de su hermano mayor en su libro de 2014, “Así empezó todo”. Enrique Santos, quien tuvo un papel protagónico en la organización del diálogo con las FARC en La Habana, señala que fue claro desde el día de su posesión que Juan Manuel buscaba “una agenda política y social diferente” a la de su predecesor Álvaro Uribe. Esto incluía la “búsqueda” de un acuerdo negociado con las FARC.
Según el testimonio de Enrique Santos, el presidente lo convirtió en “su delegado personal” y emisario debido a que él es un “viejo periodista de izquierda que había simpatizado, incluso con la lucha armada y conocía personalmente” a numerosos líderes de las FARC.
Tenía que ser una misión ultra secreta debido a que el público no quería saber de negociaciones con “grupos terroristas que considera acorralados y casi liquidados”, escribió Enrique. Lo que no dice es que el presidente, que había sido ministro de Defensa de Uribe y forjó la reputación de ser de línea dura, seguro entendió la importancia de esconder las huellas de su hermano izquierdista.
En su relato, Enrique rechaza la estrategia militar que Uribe utilizó para pacificar al país y ni siquiera está seguro si la democracia es una buena idea: “Una total victoria militar no es factible y quizás ni deseable”.
Según la versión de Enrique Santos, una vez que los subversivos aceptaron negociar en Cuba, el gobierno de Juan Manuel Santos las transportó sigilosamente a la isla. Esto ocurría “en medio de una reactivación de ataques guerrilleros en distintas zonas del país y de un hostil y polarizado clima de opinión”.
Todo era altamente clasificado, ocultado al público “so pena de socavar la credibilidad política de un presidente, que cada tercer día reiteraba que no habría dialogo alguno con las FARC hasta que no den muestras de su voluntad para dejar las armas”.

En otras palabras, el presidente Santos planeó y mintió en tiempo real a los colombianos mientras iniciaba las negociaciones con las FARC con la intención de expandir su legado. Ahora está adquiriendo más poder para incluir su negociado acuerdo secreto en la Constitución. Eso difícilmente es una receta para la paz.

domingo, 22 de mayo de 2016

#Opinión "Sobre el foro de la Fundación "Boni Civis" Columna de Emerson Grajales Usma

Sobre el foro de la Fundación “Boni Civis”

Por Emerson Grajales Usma*

Atendiendo una invitación que me extendiera una loable organización no gubernamental, asistí a un foro denominado “La seguridad ciudadana en el desarrollo económico de la región” que se cumplió este sábado en la ciudad de Pereira, y al que convocó la fundación “Boni Civis”; entidad que promueve los principios, los valores y la convivencia ciudadana.
Allí confluyó un subrayado número de asistentes de todos los estratos, clases sociales y políticas; como espectadores de primera línea. Desde comuneros hasta senadores, pasando por representantes a la Cámara, concejales, diputados, excongresistas, exalcaldes, estudiantes, empresarios, periodistas, etc. etc.
Los panelistas que ya estaban cantados desde que se cruzó la invitación, eran (y son) de aquilatados y acumulados pergaminos como el ex ministro de Estado Carlos Holmes Trujillo García, cuya hoja de servicio público es ampliamente conocida a nivel nacional e internacional. Hoy, se alista para apostarse, nuevamente, en la grilla de partida por la presidencia de la República a nombre del Partido Centro Democrático, pero en buenahora.
El otro panelista, no menos importante, es el actual presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Pereira, Mauricio Vega Lemus. Un próspero joven que se hizo académicamente en las convulsionadas aulas de esa mole de cemento mejor conocida como Bogotá. Lo conozco, si se me permite el término conocerlo, para evidenciar que juntos y bajo las banderas del Partido Conservador, compartimos varias luchas a lo largo y ancho del departamento de Risaralda en no viejas calendas. Ya Mauricio Vega, dejaba entrever por aquellos tiempos y a su escasa edad, su “buqué” como grande líder y de una inimaginable proyección como profesional y como aportante a su patria chica. Hoy, los empresarios y los gremios de la capital de Risaralda, se ven acertadamente representados en él.
El moderador del destacado foro, no podía ser otro que el gran líder Julián Andrés Ospina. Actual cabildante pereirano, hecho a pulso y de un grupo familiar no necesariamente de elevado estrato social pero rebosado de unas excelentes condiciones personales y humanas, lo que le ha valido ganarse el respaldo del respetable a la hora de buscar su apoyo en arduas faenas electorales.
Pero entrando en materia, el exembajador Carlos Holmes Trujillo, nos paseó por gobiernos transnacionales e insospechados, para dejarnos ver cómo el alejamiento de la corrupción, en esas naciones, conlleva, necesariamente, a erradicar la violencia y construir ciudad basada en altas fuentes de trabajo, buena educación y una salud puntual. “Solo así, se puede pensar en una ciudad segura”. Acotó. Agregó además: “La seguridad es un valor democrático y fuente de inversión y desarrollo” Constantemente el exdiplomático, fue ovacionado copiosa y prolongadamente por la purificada audiencia.
De otro lado, el próspero doctor Mauricio Vega, con estadísticas en mano, nos reveló a los asistentes, sobre cómo va la ciudad de Pereira en satisfactorias cifras de seguridad, trabajo y bajos homicidios y narcotráfico, comparativos con épocas similares. También nos expuso cuáles son las falencias para poder presentar modelos que soporten proyectos para hacer de Pereira, la ciudad guía pasándola de un muy trabajado y digno segundo lugar al primero a nivel nacional.
En lo que sí coincidieron tanto los panelistas como los asistentes, fue en que el proceso del gobierno Santos con las Farc, se debe hacer bajo una refrendación desde el constituyente primario, como garantía de un proceso claro donde se conozca a fondo lo que se va a aprobar y así gozar de una paz duradera.
Esperemos pues, que el foro, ejercicio que tuvo la importancia y la respuesta requerida, sirva como base para que desde los gremios, los líderes bien de opinión o políticos y el mismo gobierno local, regional o nacional; tomen nota para llevar a la realidad, las conclusiones de allí resurgidas.
De no ser así, la juiciosa tarea ejercida de manera ardua y puntual por sus organizadores, habrá sido en vano. Esperemos que no.
*Asesor y consultor

@Grajalesluise

viernes, 20 de mayo de 2016

#Opinión "Mal paga el diablo a quien bien le sirve" Por Emerson Grajales Usma*

Mal paga el diablo a quien bien le sirve
Por Emerson Grajales Usma*

De esta máxima muy conocida pero que ha cobrado más vigencia por estos días, bien vale la pena recordar lo que en el fondo significa. “Mal paga el diablo a quien bien le sirve”: Significa que el diablo no es leal ni tiene gratitud aún ni por quienes le obedecen y están a su favor. La frase es un refrán metafórico que enseña que de la gente de mal corazón no se puede esperar, nobleza o gratitud, pues siempre serán convenencieros e ingratos, así es su naturaleza.
Y no voy a darle más rodeos para empotrarla en los recientes censurados pronunciamientos del presidente Juan Manuel Santos, contra su mentor, el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez.
Conozco al mandatario Santos, desde que él era columnista desde su periódico familiar, (El Tiempo) y yo ejercía igualmente como columnista de la sección El Tiempo-Café, humilde tarea que yo ejercitaba paralelamente con la dirección de un noticiero en el eje cafetero.
Santos, nunca me dio buena espina, pues su visual adornada por una profunda y constante depilación, dejaba (y deja aún) entrever su ponzoña atrincherada en su embaucadora mirada que siempre se muestra diabólica.
Santos, a través de su trayectoria pública, se ufanaba de haber presidido una fundación mal llamada “buen gobierno”, la misma que hoy dirige su hijo Martin, pues la fundación, al parecer, fue creada para albergar con jugosos honorarios, a los holgazanes que quieren saltar al poder sin la más mínima gota de sudor a través de una carrera representativa, bien en el sector privado o público.
Cuando Santos se desempeñaba como ministro de Defensa del gobierno de Uribe; le manifestaba de manera hipócrita que ojala se dieran las cosas para que él –Uribe- fuera candidato por tercer periodo, pero don Juan Manuel, valiéndose de ser un hombre calculador, cruzaba hasta los dedos de los pies, para que no lo fuera y en su efecto, él aspiraría. Y vaya de qué manera ganó. Don Juan, usurpó la plataforma política que sostenía el hoy senador Álvaro Uribe; basada en seguridad democrática, inversión social y atracción económica extranjera disparada gracias al regreso de la tranquilidad que se palpaba por las carreteras del país a lo largo y ancho. De una mesurada tasa de empleo nunca antes registrada, pero lo más importante, con una guerrilla diezmada gracias a los constantes ataques con la fuerza pública, sin dar tregua a los criminales. Los secuestros habían pasado a la historia, en especial los efectuados por medio de “pescas milagrosas”.
Pero Juan Manuel Santos, salió del país precisamente cuando la Corte Constitucional estudiaba por esos días si era o no posible que Álvaro Uribe, aspirara a un tercer periodo; mientras que Santos hacía lobby telefónico desde Europa de manera clandestina, para que la reelección que Uribe buscaba, fuera inviable; como efectivamente lo fue.
Este segmento político-traidor, no se logró conocer por aquellas calendas gracias al hermético secreto que mantenía el exministro de Defensa de Colombia. Hoy, los detractores de Santos, lo han dado a conocer de manera “viral”.
Inocentemente el Presidente Uribe, “apoyó” su aspiración y a través de otros dirigentes de su entera confianza, logró colocar a disposición de Santos, el “establecimiento” político para que lo apoyara. Don Juan Manuel, se comprometió con congresistas seguidores de Uribe, a continuar con las políticas de seguridad democrática. Pero mintió y se dedicó a gobernar a su “imagen y semejanza” como reza en la Sagrada Biblia. Es evidente que Juan Manuel Santos, estaba “embriagado” por el poder y no consideró que las grandes manifestaciones públicas, eran producto de la plataforma política y la fuerza popular del hoy senador Álvaro Uribe Vélez.
Don Juan Manuel, llegó desafiante al primer cargo de la Nación y llamó a los archienemigos de Uribe, para que lo acompañaran a gobernar desde los ministerios. Fue el caso de Germán Vargas y de Juan Camilo Restrepo; por citar sólo dos de entre otros que se conocen.
Otro punto que marcó el distanciamiento entre Santos y Uribe; fue haber permitido, sin ser gobernante aun Juan Manuel; que Enrique Santos, su hermano, se entrevistara en territorio venezolano y en la proxeneta Cuba, con los cabecillas de la agrupación terrorista Farc de manera clandestina y sospechosa.
Esta cadenilla de casos, fue lo que disparó la alarma para que Uribe observara que evidentemente fue traicionado por su discípulo y armó tolda aparte. Allí, podemos entonces citar la máxima con la que rotula esta columna según la cual: “Mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
Y no quiero terminar estas líneas, sin permitirle al presidente Juan Manuel Santos, conocer un pensamiento de mi hermano Javier (q.e.p.d) escrito en una de sus noches de bohemia y que muy seguramente le llega a precisión de anillo.
 "Yo todo lo perdono con voluntad de acero, perdono todos los errores de mi actitud; más perdonar no puedo de un corazón sincero a un monstruo abominable, aterrador y fiero que habita entre la humanidad y se llama INGRATITUD"
*Asesor y consultor       
@Grajalesluise


domingo, 8 de mayo de 2016

#Opinión "El extorsivo impuesto del terrorismo" / Columnista RESCOLDO COLOMBIA

El extorsivo impuesto del terrorismo
Por Emerson Grajales Usma*
El reciente anuncio de la agrupación criminal de las Farc en el sentido de que ellos no extorsionan sino que exigen un impuesto, me traslada a principios del año dos mil, cuando en una reunión que sostuve con el entonces presidente de Fenalco, Sabas Pretelt De La Vega; me exponía las preocupaciones del gremio empresarial por una mención que también hizo en ese sentido ese grupo terrorista por aquellas calendas, según el cual, el que tuviera un patrimonio superior a los 2000 millones de pesos, debía pagar un “gravamen”. Es evidente que serviría para sostener las criminales operaciones. Ese delictivo anuncio, disparó las alarmas en las grandes empresas y hasta en las pymes.
El propio presidente de la República, Andrés Pastrana, se pronunció en el mismo sentido señalando “que flaco servicio le hace a la paz -la guerrilla- intimidando a los colombianos con amenazas de secuestros”.
Hoy, los tiempos no han cambiado, pero si sigue siendo más tupido el cinismo de esa agrupación narcocriminal. Hablan dos idiomas desde La Habana. Uno, el de la supuesta reconciliación y la paz, y el otro, deplorable por demás; el de la extorsión y el secuestro para quienes no cumplan sus exigencias económicas.
Y lo peor de todo, es que quien debiera protegernos como respuesta a un mandato constitucional, no lo haga y por el contrario, se muestre solidario y complaciente con esa aberrante práctica. No creo que en Colombia, exista una sola persona que dentro de sus cinco sentidos no esté de acuerdo con la paz, pero quienes hoy abanderan esa necesaria paz, se equivocan en la forma en que se está negociando, consabido además, que la paz no se negocia, la paz es un don que nos debe acompañar a diario como seres humanos.
El presidente Juan Manuel Santos, ha sido claro e insistente en que la paz se hace con el enemigo; pero no ha querido entender que las partes deben de mostrar voluntad y las Farc por el contrario, se han mostrado más valentonadas y han seguido el sendero de la extorsión, el secuestro, el reclutamiento de niños y el narcotráfico. Conclusión, no quieren abandonar su actividad criminal.
Entonces uno se pregunta. ¿Con quién está negociando el gobierno de Santos? ¿Qué buscan las Farc con “quemar” tiempo en La Habana? ¿Acaso se están rearmando y se están autoabasteciendo económicamente? Porque la  verdad, se ha avanzado enormemente, pero en la retórica y en los papeles, más no en el campo de acción tanto de la guerrilla como del gobierno, y es donde necesaria y urgidamente, se deben dar los resultados.
El extorsivo impuesto de las Farc y del ELN, no puede ser visto por el gobierno como un acto recto, ni menos pasar la raya de la complacencia.
Extorsionar a cambio de respetar la vida y la libertad de una persona natural o de frenar la actividad productiva de una empresa cualquiera que sea y del nivel que esta tenga; no puede ser permisivo en una mesa de negociación y allí lamentablemente hay que decirlo, el presidente Santos ha posado de silente. Eso es grave.
Se equivocan las Farc si creen que esa posición de dictadores y reyezuelos, la va a recordar el país para una eventual campaña política donde deberán buscar desde la plaza pública el fervor popular.
Tampoco la justicia transicional puede estar hecha a la medida del terrorismo como se la quiere acondicionar el gobierno.
De otro lado, veo con preocupación, que se esté negociando una dejación de armas que no es lo mismo que entrega. Ese “mico” que le quieren dejar colgado al proceso, no puede ser permitido. No tiene presentación, que los que lleguen al Congreso, exhiban sus amas como muestra de poderío o para seguir amedrentando y así presionar aprobaciones indebidas de acuerdos para ser llevados a ley de la República.
También la agrupación terrorista de las Farc, debe alejarse de sus continuos chantajes a los periodistas y medios de comunicación, por no prestarse para servir de sus idiotas útiles o no callar la verdad.
Bienvenida la paz, pero una paz que este unida por la razón y no con cartas bajo la manga. Una paz donde las víctimas sean legítimamente reconocidas y los victimarios paguen por sus crímenes. A esa paz aferrada a la justicia y alejada de la impunidad, si le apostamos los colombianos, y estoy seguro, que todos los partidos y movimientos políticos, estarán allí como muestra de respaldo para el futuro de Colombia.

@Grajalesluise

lunes, 2 de mayo de 2016

#Opinión "La oposición política" Columna de Emerson Grajales Usma* / Columnista RESCOLDO COLOMBIA.

La oposición política
Por Emerson Grajales Usma*
Gruesa cátedra recibimos por estos días sobre el verdadero sentido de la quijotesca tarea de la oposición política y la que nos ha permitido diferenciar entre la labor noble y la que sirve para presionar a costa de recibir dadivas de otra persona o gobierno.
En esta administración de Juan Manuel Santos, es casi que imposible que los partidos políticos asuman una tarea loable y lejos del detestable clientelismo ante una mano tan “bondadosa” como la que extiende el mandatario. Las tentadoras ofertas no dan espacio para que los “dirigentes” se nieguen a recibir puestos y obras a cambio de su apoyo al gobierno, ya que viven constantemente con las fauces abiertas. El dispensador de la Casa de Nariño, esta aceitado y al día para silenciar personas o movimientos partidistas.
Desde que inicio el primer periodo de Santos, sólo un partido se dejó tentar por la radical oposición y no recibir nada. Me refiero al Polo Democrático. Paralelamente, al movimiento amarillo lo acompañó en ese sentido el expresidente Álvaro Uribe, luego de que unos congresistas sin mínimo pudor y hasta el mismo presidente Santos,  le sisaran el partido de la U, que había creado pulcramente y con la mejor buena intención.
Luego, se gestó por parte del avezado exmandatario otro movimiento no menos importante y que logró calar de entre la gente para rápidamente fundar el fuerte movimiento del Centro Democrático. Este, por naturaleza y como respuesta a su fundador; se convirtió en un partido de insondable oposición y con fuerte carácter que logró impermeabilizarse de cualquier mala intención que siempre acompaña al actual jefe de Estado.
Es entendible que la política se volvió muy variable, ya no evoca viejos tiempos como cuando se sufragaba y apoyaba partidos por doctrinas o convicción, sino, por favores unipersonales o de movimientos. Es el caso del partido Polo Democrático, quien recientemente se dejó arrebatar y de manera abrupta su criterio y cayó al indeseable abismo del clientelismo tocando la sima tras la penosa y pesada carga de la mermelada. Sin sonrojarse, aprovecharon la cacareada “reestructuración” que hizo el presidente Santos para la paz; y ahí fue troya. Después de un “prolongado y profundo análisis” de su presidenta sobre si debían o no hacer parte de esta etapa santista, se llegó a la “difícil” conclusión de que debían apoyar el timador proceso en La Habana y sus políticas económicas que dicho sea de paso, van de mal en peor.
Y no podía faltar el circo que tiene como importante fondo, los payasos que salieron a reclamar respeto de la presidenta hacia el movimiento y sus dirigentes, aludiendo que es una posición personal de ella más no de la colectividad. Perdónenme, pero un presidente de un país u organización cualquiera que esta sea, es la voz cantante y de manera inconsulta con sus correligionarios segundones, determina y orienta. Recuerden que “el que manda manda, aunque mande mal”. Y esta máxima va también para el señor Juanma.
Era de pleno conocimiento para los integrantes de aquella confusa colectividad, que desde hace rato el ajedrecista mayor de la política, estaba “coqueteándole” al movimiento ambarino para que hiciera parte de la futura inmediata entrega del país al terrorismo hoy legitimado y de qué manera, por todas las agencias políticas atrincheradas en el actual gobierno a través de ministerios. Hasta ahí llegó la oposición de la que los seguidores del Polo Democrático consideraban indeleble. Sólo bastó un guiño de parte y parte, para que llegaran arrodillados a los pies del mecías no tan Santos que digamos. Aquí pues, se perdió la independencia y el poco carácter que abrigaba a ese partido que ahora tomó la vía de extinción.
Sólo le resta al país, continuar alimentando las esperanzas en el Centro Democrático, el único movimiento que de verdad ha esbozado una oposición tan fundamental como necesaria para que la democracia fluya y así se pueda, aunque de manera mínima, diezmar o allanar el camino hacia la dictadura que pareciera está a la vuelta de la esquina ante las maquiavélicas actitudes del actual presidente Santos.
Y cierro estas líneas de opinión, enmarcando todo lo anterior, para reseñar que suena burlesco que don Juan Manuel, aliste maletas para ponerle el incinerado pecho a un evento de anticorrupción que se realizará en Londres, cuando para sus compatriotas, que no necesariamente somos sus cómplices actuales; Santos es un verdadero monumento a la corrupción.
@Grajalesluise

*Asesor y consultor

Evocando a Carlos Holmes Trujillo García. Por Emerson Grajales Usma*

  Dos años sin Carlos Holmes Trujillo García Por Emerson Grajales Usma* No es fácil para mí; quien vivió los últimos nueve años de su vi...