Por Emerson Grajales Usma*
Hace pocos días visité al recién posesionado gobernador
de Risaralda Víctor Manuel Tamayo Vargas en su despacho en el Palacio Gris en
Pereira. Ese día me respondí lo que por muchos meses me pregunté y nadie me
daba razón.
¿El por qué, los risaraldenses, le tenían un aprecio tan
desbordado y una evidente confianza ratificada desde las urnas a Tamayo?
Con mis propios ojos, lo pude entender. Ese día de mi
casual visita, encontré una sala que antecede a su despacho, con más de medio
centenar de personas esperando a ser atendidas por el gobernante sin que tuvieran
“cita” o “audiencia”. A mi turno, lo primero que le pregunté fue: ¿Gobernador,
y toda esa gente que está apostada afuera del despacho?
Me respondió. En su
gran mayoría vienen a saludarme y muchas de esas mujeres a desearme los buenos
deseos en mi gestión y hasta la bendición me cruzan.
Y es que no es para menos. El hoy dos veces gobernador, está
bien lejos de practicar lo que hoy conocemos como el modus operandi de la gran mayoría
de políticos, saludar en campaña, prometer y luego, desconocer a quien lo apoyó
y hasta ni cumplirle al pueblo sus promesas.
La esencia que cobija al actual Mandatario de Risaralda, es
no llegar a los actos propios de un “manzanillo” puro. Su trabajo siempre ha
sido puntual y ha estado encaminado al servicio social. Su manejo en lo público
colinda siempre con la transparencia y por ende nunca ha tenido una llamada de
atención en su hoja de vida desde ente de control alguno.
Ahí está la clave del éxito arrollador que ha tenido
Víctor Manuel Tamayo, y lo que le ha valido, por lo menos en su anterior
administración, ocupar entre el segundo y tercer puesto a nivel nacional, como
el mejor gobernante departamental.
Seguidamente, ya terminada mi visita a quien le brindé
todo mi apoyo en su campaña, por considerarla independiente y no ligada a
politiqueros de turno y menos a quienes, muy a pesar de ser primíparos,
aprendieron a “volar” en cuatro años; le indagué a los que se encontraban en la
sala de espera, sobre qué opinaban de la llegada de Víctor Manuel Tamayo, y las
respuestas más que justas, no dejaron de sorprenderme.
“Estamos muy felices, el dr Tamayo es un hombre humano,
de gran servicio social y muy noble, y lo más importante; nunca tenemos que
buscar a un Concejal, un Diputado o un
Congresista para que nos consiga una
cita con el gobernador como si había ocurrido con las anteriores
administraciones”.
Esas palabras me ratificaron en lo personal, que
Risaralda sólo ha tenido un doliente con sus habitantes y que ellos han
reconocido en el actual Mandatario seccional, un verdadero líder.
Buen viento y buena mar para el gobernador Tamayo.
*Asesor
y Consultor
Twitter
@Grajalesluise