Por Emerson Grajales Usma*
No necesariamente tenemos que estar al lado del
expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, para describir lo que es como
persona y lo que ha hecho por un país que tristemente se divide entre quienes
agradecemos sus incansables tareas y quienes se resisten a reconocer su
grandeza como respuesta a una elevada dosis de ingratitud.
Uribe, empezó su vida pública al servicio del colectivo a
muy corta edad. A sus 30 años, fue nombrado Alcalde de Medellín por el entonces
Presidente de la República Belisario Betancourt Cuartas. A sus 34 años, ya había
sido elegido Concejal de la capital antioqueña. En 1986, fue elegido senador y
obtuvo en 1990, su reelección en el congreso hasta 1994. En 1995, se posesionó
como gobernador de Antioquia, donde obtuvo grandes logros para la región.
En el año 2000, inició un periplo por todo el país, donde
le reconocieron en cada municipio a donde llegaba, su destacada gestión en la
gobernación de su departamento.
En el año 2002, fue elegido por los colombianos
presidente de la República, con un total de 5 millones 862 mil 655 votos; lo
que le permitió ganar en primera vuelta.
Durante ese cuatrienio, Uribe, se dedicó a combatir los
grupos armados fiel a la Constitución y la Ley. Las mal llamadas pescas
milagrosas, se habían convertido por aquellas calendas, en el modus operandi de
la agrupación criminal de las Farc, logrando el secuestro de decenas de
inocentes en diferentes vías del país. Esta práctica, fue llevada por el
gobierno del exgobernador de Antioquia, a la más mínima expresión.
Tampoco el entonces Presidente Álvaro Uribe, desconoció
la actividad criminal del paramilitarismo, grupo que nació como contestatario
de las guerrillas que tenían azotadas muchas zonas del país, con más énfasis en
las ganaderas y cafeteras. Estos grupos llamados Autodefensas Unidas de Colombia-AUC-,
se convirtieron en una constante obsesión del gobierno nacional para combatirlos
hasta el punto que luego de unos acuerdos con esos grupos, sus criminales
incumplieron y de inmediato el Presidente Uribe determinó con valor y coraje en
extraditarlos a los Estados Unidos.
El entonces Mandatario Uribe, entendió que necesitaba de
otro periodo para seguir sin tregua su indeclinable tarea de seguir combatiendo
el crimen organizado.
Los colombianos entendimos a la perfección y fue así como
lo apoyamos a través de las urnas para que en 2006, se convirtiera en el
gobernante reelegido para que siguiera batallando contra las organizaciones narco
terroristas.
Uribe, guiado por el “rostro amigable, fiel y prometedor”
de su Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, se dejó engañar y nos mal persuadió
para que votáramos por quien luego de su posesión, mostrara su ponzoña y
traición, y le entregara la institucionalidad al crimen organizado.
Uribe, no se quedó inmóvil y puso su nombre a
consideración de los colombianos para que fuera apuntalado a una curul en el
senado. De allí, libró una batalla para recuperar el Estado y en una convención
en franca lid, Oscar Iván Zuluaga, se convirtió en el candidato oficial del
Centro Democrático, movimiento creado por el expresidente Álvaro Uribe, y en
primera vuelta ganó no con menos de 500 mil votos. Pero esas justas, fueron despojadas
de frente y sin escrúpulos por el entonces gobernante Juan Manuel Santos, quien avalado por dineros sucios de Odebrecht, se reeligió.
Uribe, gran batallador, siguió sirviéndole al país desde
el Legislativo y señaló el camino para que ilustres del Partido Centro Democrático,
buscaran que uno de ellos, fuera ungido
como candidato a la presidencia y de unas precandidaturas de los movimientos
Conservador y del uribista, el Senador Iván Duque, logró izar la bandera que
efectivamente lo llevó al Solio de Bolívar.
Aun cuando el daño que Santos le dejó al país ya estaba
hecho, Duque no ha guardado esfuerzos para que se replanteen los acuerdos que
amañadamente Santos adelantó con las Farc, y que más han beneficiado a los
terroristas que lo que los ha castigado y menos han reparado a las víctimas.
A estas alturas, cuando el Senador Uribe, lleva tantos años
sirviéndole al país y que le ha costado su forzado aislamiento de su esposa, de
sus hijos y ahora de sus nietos; su vida dio un fuerte viraje y ahora ha
conseguido un cumulo de enemigos y detractores, que como agradecimiento de su
entrega al país, solo buscan verlo en el entramado de la justicia, mientras los
verdaderos narco criminales siguen vigentes en la calle o exhiben cínicamente una
desteñida credencial como congresistas.
Y Uribe, ahí, entregando su vida al servicio del país de
manera estéril para unos, y gratamente útil, para quienes estamos alejados de
amiguismos y actos criminales.
*Asesor
y consultor
@Grajalesluise