2018, el año de la esperanza
Por Emerson Grajales Usma*
Es evidente que el que
agoniza, termina marcado como el año en que Colombia vivió su más trágica historia
de corrupción que se haya conocido gracias a la permisividad de un nefasto
presidente que en aras de conseguir inviables “herramientas”, jurídicamente hablando,
para entregarle el país al terrorismo, se dejó permear por funestos y
oportunistas personajillos.
Desde el poder Legislativo
pasando por altos funcionarios del Estado, se dio vía libre a estruendosos escándalos
de los cuales tuvo pleno conocimiento don Juan Manuel Santos, pero nunca actuó
para evitarlos o corregirlos a tiempo. Miremos algunos de los más sonados.
En La Guajira, los
inmediatos del Ejecutivo, “asaltaron”, literalmente, la alimentación de los
infantes educandos, lo que ha cobrado vidas por desnutrición. Todo ello a
cambio de entregarles una pequeña dosis alimentaria a los niños de escasos
recursos, para que pudieran tener los avivatos empotrados en el Congreso
pertenecientes a la corrupta Unidad Nacional; más ingresos económicos. Aquí, la
insondable fractura social, quedó marcada.
Ni que decir del monumental “saqueo”
que desde el partido Liberal, le hizo a las arcas del Estado los dos más lindantes
de Santos, Humberto De La Calle y Juan Fernando Cristo; cargando a los recursos del Consejo Nacional Electoral, 40 mil millones de pesos, para realizar una
innecesaria consulta popular que se pudo cumplir por medio de otros mecanismos más
prudentes como recientemente lo hizo el Centro Democrático. Allí, el presidente
Santos, guardó silencio cómplice.
Ni que decir de la salud,
cada día es menos posible sacarla de cuidados intensivos. La educación en manos
de los amigos del gobierno que a cambio de votos, se las dan a su manejo. La desigualdad
social, sigue a la par en crecimiento con la corrupción.
Y en cuanto a la desigual
negociación del gobierno con el grupo terrorista de las Farc, ya conocemos
todo. Santos, nos entregó en bandeja de plata; entregó la agenda del país;
convirtió la Constitución y la ley, en una expansiva colcha de retazos. Hoy,
los peores criminales que haya tenido Colombia, llegaran al congreso sin haber
pasado por la justicia, a cambio de nada. Los mismos protervos han manifestado
que no entregaron todas las armas como respuesta a que no tienen, según ellos, garantías
a sus vidas, como si nosotros las hubiéramos tenido ante sus perversas
actuaciones criminales.
Por fortuna, ante esta
cadenilla de actos que han sido nocivos para el país podremos, todos los
colombianos, encontrarle una solución en el 2018. Vamos a asistir masivamente a
las urnas para que con el voto de castigo, saquemos del congreso a los cómplices del gobierno que no son pocos. Ya no más Benedettis, ya no más Roy Barreras, ya
no más hampones que tienen en jaque al Estado desde las dos Cámaras, con la orquestación de este ilegitimo
presidente.
No vamos a permitir que los candidatos
del gobierno, lleguen a la presidencia para que Santos, siga su carrera de
corrupción en cuerpo ajeno. Aspirantes como Fajardo, De La Calle, Vargas
Lleras; representan el continuismo de lo que ha sido este triste 2017.
Con el voto de castigo,
vamos a retomar la confianza que teníamos hasta el 2010 y vamos a devolverles a los colombianos la
esperanza de vivir en un país mejor, donde las nuevas generaciones tengan las
oportunidades que se merecen y donde los entes del gobierno sean impermeables a
quienes buscan lucrasen criminalmente de sus arcas.
Los colombianos tenemos una
oportunidad única, y esa oportunidad la vamos a hacer efectiva apoyando la aspiración
del candidato Iván Duque. Con la consolidación de su llegada al solio de Bolívar, vamos a
encontrar desde el 2018, la esperanza de tener un país viable.
*Asesor
y consultor
@Grajalesluise