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domingo, 8 de mayo de 2016

#Opinión "El extorsivo impuesto del terrorismo" / Columnista RESCOLDO COLOMBIA

El extorsivo impuesto del terrorismo
Por Emerson Grajales Usma*
El reciente anuncio de la agrupación criminal de las Farc en el sentido de que ellos no extorsionan sino que exigen un impuesto, me traslada a principios del año dos mil, cuando en una reunión que sostuve con el entonces presidente de Fenalco, Sabas Pretelt De La Vega; me exponía las preocupaciones del gremio empresarial por una mención que también hizo en ese sentido ese grupo terrorista por aquellas calendas, según el cual, el que tuviera un patrimonio superior a los 2000 millones de pesos, debía pagar un “gravamen”. Es evidente que serviría para sostener las criminales operaciones. Ese delictivo anuncio, disparó las alarmas en las grandes empresas y hasta en las pymes.
El propio presidente de la República, Andrés Pastrana, se pronunció en el mismo sentido señalando “que flaco servicio le hace a la paz -la guerrilla- intimidando a los colombianos con amenazas de secuestros”.
Hoy, los tiempos no han cambiado, pero si sigue siendo más tupido el cinismo de esa agrupación narcocriminal. Hablan dos idiomas desde La Habana. Uno, el de la supuesta reconciliación y la paz, y el otro, deplorable por demás; el de la extorsión y el secuestro para quienes no cumplan sus exigencias económicas.
Y lo peor de todo, es que quien debiera protegernos como respuesta a un mandato constitucional, no lo haga y por el contrario, se muestre solidario y complaciente con esa aberrante práctica. No creo que en Colombia, exista una sola persona que dentro de sus cinco sentidos no esté de acuerdo con la paz, pero quienes hoy abanderan esa necesaria paz, se equivocan en la forma en que se está negociando, consabido además, que la paz no se negocia, la paz es un don que nos debe acompañar a diario como seres humanos.
El presidente Juan Manuel Santos, ha sido claro e insistente en que la paz se hace con el enemigo; pero no ha querido entender que las partes deben de mostrar voluntad y las Farc por el contrario, se han mostrado más valentonadas y han seguido el sendero de la extorsión, el secuestro, el reclutamiento de niños y el narcotráfico. Conclusión, no quieren abandonar su actividad criminal.
Entonces uno se pregunta. ¿Con quién está negociando el gobierno de Santos? ¿Qué buscan las Farc con “quemar” tiempo en La Habana? ¿Acaso se están rearmando y se están autoabasteciendo económicamente? Porque la  verdad, se ha avanzado enormemente, pero en la retórica y en los papeles, más no en el campo de acción tanto de la guerrilla como del gobierno, y es donde necesaria y urgidamente, se deben dar los resultados.
El extorsivo impuesto de las Farc y del ELN, no puede ser visto por el gobierno como un acto recto, ni menos pasar la raya de la complacencia.
Extorsionar a cambio de respetar la vida y la libertad de una persona natural o de frenar la actividad productiva de una empresa cualquiera que sea y del nivel que esta tenga; no puede ser permisivo en una mesa de negociación y allí lamentablemente hay que decirlo, el presidente Santos ha posado de silente. Eso es grave.
Se equivocan las Farc si creen que esa posición de dictadores y reyezuelos, la va a recordar el país para una eventual campaña política donde deberán buscar desde la plaza pública el fervor popular.
Tampoco la justicia transicional puede estar hecha a la medida del terrorismo como se la quiere acondicionar el gobierno.
De otro lado, veo con preocupación, que se esté negociando una dejación de armas que no es lo mismo que entrega. Ese “mico” que le quieren dejar colgado al proceso, no puede ser permitido. No tiene presentación, que los que lleguen al Congreso, exhiban sus amas como muestra de poderío o para seguir amedrentando y así presionar aprobaciones indebidas de acuerdos para ser llevados a ley de la República.
También la agrupación terrorista de las Farc, debe alejarse de sus continuos chantajes a los periodistas y medios de comunicación, por no prestarse para servir de sus idiotas útiles o no callar la verdad.
Bienvenida la paz, pero una paz que este unida por la razón y no con cartas bajo la manga. Una paz donde las víctimas sean legítimamente reconocidas y los victimarios paguen por sus crímenes. A esa paz aferrada a la justicia y alejada de la impunidad, si le apostamos los colombianos, y estoy seguro, que todos los partidos y movimientos políticos, estarán allí como muestra de respaldo para el futuro de Colombia.

@Grajalesluise

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