La
fecha que nos marcó
Por Emerson Grajales Usma*
Las elecciones del pasado 27 de octubre, nos dejaron
muchos éxitos a unos y reveses políticos a otros. Fue una jornada colmada de
sorpresas inesperadas.
En nuestro Partido Centro Democrático, muy a pesar de
haber aumentado el número de gobernadores, alcaldes, Concejales y Diputados
comparativamente con las anteriores elecciones a cuerpos colegiados; podríamos
decir que ahí fuimos exitosos, con excepciones muy notorias; pero las derrotas
sufridas en regiones que en otrora eran muy demarcadas como uribistas, quedamos
muy mal parados. Y así lo reconoció el propio expresidente Álvaro Uribe Vélez,
al anunciar a través de su cuenta en twitter; que fue derrotado.
Y en otros partidos políticos no menos importantes,
también llegaron los sinsabores inesperados. Por otro lado, las mieles del
éxito tocaron las puertas de candidatos que se desligaron del andamiaje “politiquero”
como fue el caso del propio Antioquia, que, hasta el 27 de octubre, fue el “Vaticano”
del uribismo. Otra zona del país considerada como la “meca” del Senador Álvaro
Uribe, fue el Eje Cafetero. La debacle política hizo su asomo en Caldas, donde
casi que se tenía segura la gobernación de ese Departamento pero, paradójicamente,
los resultados fueron catastróficos para el candidato uribista (Camilo Gaviria
G).
En el Quindío, la votación del contendor dobló a nuestro
candidato y nos sacó de plano como el departamento modelo en el antiguo Caldas,
con amplia tendencia al Centro Democrático, muy a pesar de haber sido un
candidato de consenso.
En Risaralda, el panorama no es menos encomiástico. Allí,
los congresistas “uribistas”, primíparos los dos, optaron por darle la estocada
final a nuestro movimiento; (Corrales y Vallejo). Pese a que se presentaron
varios aspirantes a la gobernación en busca del aval del partido, los
parlamentarios acudieron a la indeseable práctica de escoger a dedo cual sería
el aspirante “oficial”. Y vaya sorpresa.
Nos impusieron a un antiuribista pura sangre. A Eduardo
Cardona. Un reconocido columnista tanto en medios regionales como nacionales,
que se había dedicado en los últimos seis años del gobiernos Uribe, a
despotricar de su gestión y de paso a catalogarlo en varios de sus escritos
como el “hombre que le ha hecho daño al país” o cuando lo describió como “paraco”.
A ese personajillo, le apuntaron el Senador Alejandro Corrales y el Representante
Gabriel Vallejo, sin importar las columnas que habían sido evidenciadas con
anterioridad a sus posturas de dictadores regionales y a la imposición del
nefasto “postulante”.
Todos estos ingredientes, amargos por demás, fueron los
que llevaron a la hecatombe al Partido Centro Democrático el pasado 27 de
octubre.
Por fortuna vendrán otras elecciones parlamentarias que
nos permitirá corregir el grave error, que como fue mi caso, le aposté al
Senado con un hombre que se mostró noble de entre los cafetales de la hoy
aturdida municipalidad de Belén de Umbría, pero que sacó su casta dictatorial,
cuando le entregaron su credencial como tal.
La del 27 de octubre, será indiscutiblemente, la fecha
que no quisiéramos volver a repetir. La fecha que nos marcó.
*Asesor y consultor
@Grajalesluise