Por Emerson Grajales Usma*
Por supuesto que no me voy a
referir a la reconocida película dirigida por Wolfgang Petersen (Air Force One)
y protagonizada por el legendario y
excelente actor Harrison Ford.
No. Esta columna me ocupa hoy
del vergonzoso escándalo que han formado como “bomba” por el avión oficial al
servicio del Presidente Iván Duque y su familia, y que fue utilizado por su
esposa, la Primera Dama María Juliana Ruiz, acorde con las normas y aferrado a
los protocolos de seguridad digno de la familia presidencial, hecho ocurrido el
sábado ocho de febrero en un viaje a la ciudad de Armenia, para celebrar el
cumpleaños de una de sus hijas infantas. Y digo vergonzoso, por la forma tan
indecorosa que los medios de comunicación con énfasis en los periodistas, han
hecho de esa información, un verdadero escándalo hasta el punto de hacer a un
lado, las noticias puntuales de interés nacional, en un país que como el
nuestro, tiene verdaderos problemas y no de faldas, como el que hoy ocupa los
titulares en todos los medios de comunicación.
Y a raíz de ese tema, ni
hablar de la triste escena que protagonizaron los “periodistas” Vicky Dávila,
de publicaciones Semana y Hassan Nassar, director de comunicaciones de la Casa
de Nariño. Gigantesca escena que da para otro escrito de opinión, y cuyo
escenario muy bien podría haber sido la plaza de mercado de Corabastos de
Bogotá. Pero no, fue virtual aun cuando la vimos en directo por los canales
propios de Semana.
Nassar, de prensa de la
presidencia, iba bien hasta que le recordó a Dávila, que ella había viajado en
el avión presidencial en el gobierno de Juan Manuel Santos, a cubrir un trabajo
periodístico y que se fue acompañada de un integrante de su familia que nada
tenía que ver con la misión para la que fue llevada Vicky; específicamente de
su esposo que no es del gremio. Ahí, fue troya.
La comunicadora social,
entró en descomposición emocional y se fue lanza en ristre contra quien había
sido su mano derecha en la Fm; contra Hassan. Las palabras de grueso calibre,
no son necesarias en esta columna, lo importante aquí fue que Vicky se reboso
en descalificativos cuando Nassar, le acuñó, previo de intentar pasar a otro
plano; la frase “hipócrita”.
Lo cierto es que, con el
caso del avión presidencial, nadie en absoluto, ni menos los periodistas que
debieran investigar, conocen las normas, la ley y los protocolos para la
utilización de los vehículos o aeronaves adjudicados para la seguridad del Presidente
o de la familia presidencial como igualmente ignoran que cuando un avión se
vuela, tiene los mismos costos su utilización, así vaya solo con la tripulación
que, en este caso del Fokker FAC 002, no son más de cinco. O que lleve los
cerca de cincuenta pasajeros que es la capacidad apenas normal para este tipo
de aeronaves.
El Presidente Iván Duque, es
un hombre de plenos conocimientos y de alta calidad en sus actos tanto
personales como administrativos. Lleva al dedillo sus políticas de austeridad y
es cuidadoso en los gastos del Estado, no solo en lo que respecta al buen
desarrollo del país, también en lo que concierne a su círculo familiar que como
es consabido; tienen todos los beneficios que cualquier familia presidencial en
el mundo, sin caer en el derroche.
Quedó claro, y gracias al
Consejero Presidencial para las comunicaciones Hassan Nassar, que la hipocresía
de muchos periodistas o no, le están haciendo daño al turbio panorama del país llevándolo
a una polarización más profunda.
Que tiren la primera piedra,
pero sin llegar a actos verduleros que solo demuestra espesa dentera.
Me
pregunto: ¿Qué hubiera sucedido si Fajardo (Sergio), hubiera
ganado las presidenciales con el voto que Vicky Dávila le prometió al aire a través
de la W Radio? Muy seguramente Vicky sería la Jefe de Prensa de Palacio y no
Hassan; como respuesta al “lambetazo” que oportunamente le dio la ágil
periodista.
*Asesor
y Consultor
@Grajalesluise