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lunes, 2 de mayo de 2016

#Opinión "La oposición política" Columna de Emerson Grajales Usma* / Columnista RESCOLDO COLOMBIA.

La oposición política
Por Emerson Grajales Usma*
Gruesa cátedra recibimos por estos días sobre el verdadero sentido de la quijotesca tarea de la oposición política y la que nos ha permitido diferenciar entre la labor noble y la que sirve para presionar a costa de recibir dadivas de otra persona o gobierno.
En esta administración de Juan Manuel Santos, es casi que imposible que los partidos políticos asuman una tarea loable y lejos del detestable clientelismo ante una mano tan “bondadosa” como la que extiende el mandatario. Las tentadoras ofertas no dan espacio para que los “dirigentes” se nieguen a recibir puestos y obras a cambio de su apoyo al gobierno, ya que viven constantemente con las fauces abiertas. El dispensador de la Casa de Nariño, esta aceitado y al día para silenciar personas o movimientos partidistas.
Desde que inicio el primer periodo de Santos, sólo un partido se dejó tentar por la radical oposición y no recibir nada. Me refiero al Polo Democrático. Paralelamente, al movimiento amarillo lo acompañó en ese sentido el expresidente Álvaro Uribe, luego de que unos congresistas sin mínimo pudor y hasta el mismo presidente Santos,  le sisaran el partido de la U, que había creado pulcramente y con la mejor buena intención.
Luego, se gestó por parte del avezado exmandatario otro movimiento no menos importante y que logró calar de entre la gente para rápidamente fundar el fuerte movimiento del Centro Democrático. Este, por naturaleza y como respuesta a su fundador; se convirtió en un partido de insondable oposición y con fuerte carácter que logró impermeabilizarse de cualquier mala intención que siempre acompaña al actual jefe de Estado.
Es entendible que la política se volvió muy variable, ya no evoca viejos tiempos como cuando se sufragaba y apoyaba partidos por doctrinas o convicción, sino, por favores unipersonales o de movimientos. Es el caso del partido Polo Democrático, quien recientemente se dejó arrebatar y de manera abrupta su criterio y cayó al indeseable abismo del clientelismo tocando la sima tras la penosa y pesada carga de la mermelada. Sin sonrojarse, aprovecharon la cacareada “reestructuración” que hizo el presidente Santos para la paz; y ahí fue troya. Después de un “prolongado y profundo análisis” de su presidenta sobre si debían o no hacer parte de esta etapa santista, se llegó a la “difícil” conclusión de que debían apoyar el timador proceso en La Habana y sus políticas económicas que dicho sea de paso, van de mal en peor.
Y no podía faltar el circo que tiene como importante fondo, los payasos que salieron a reclamar respeto de la presidenta hacia el movimiento y sus dirigentes, aludiendo que es una posición personal de ella más no de la colectividad. Perdónenme, pero un presidente de un país u organización cualquiera que esta sea, es la voz cantante y de manera inconsulta con sus correligionarios segundones, determina y orienta. Recuerden que “el que manda manda, aunque mande mal”. Y esta máxima va también para el señor Juanma.
Era de pleno conocimiento para los integrantes de aquella confusa colectividad, que desde hace rato el ajedrecista mayor de la política, estaba “coqueteándole” al movimiento ambarino para que hiciera parte de la futura inmediata entrega del país al terrorismo hoy legitimado y de qué manera, por todas las agencias políticas atrincheradas en el actual gobierno a través de ministerios. Hasta ahí llegó la oposición de la que los seguidores del Polo Democrático consideraban indeleble. Sólo bastó un guiño de parte y parte, para que llegaran arrodillados a los pies del mecías no tan Santos que digamos. Aquí pues, se perdió la independencia y el poco carácter que abrigaba a ese partido que ahora tomó la vía de extinción.
Sólo le resta al país, continuar alimentando las esperanzas en el Centro Democrático, el único movimiento que de verdad ha esbozado una oposición tan fundamental como necesaria para que la democracia fluya y así se pueda, aunque de manera mínima, diezmar o allanar el camino hacia la dictadura que pareciera está a la vuelta de la esquina ante las maquiavélicas actitudes del actual presidente Santos.
Y cierro estas líneas de opinión, enmarcando todo lo anterior, para reseñar que suena burlesco que don Juan Manuel, aliste maletas para ponerle el incinerado pecho a un evento de anticorrupción que se realizará en Londres, cuando para sus compatriotas, que no necesariamente somos sus cómplices actuales; Santos es un verdadero monumento a la corrupción.
@Grajalesluise

*Asesor y consultor

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